Hugo Fattoruso y Fernando Cabrera lograron lo sublime en Lavardén

Los cantautores uruguayos demostraron su prestigio de la forma más auténtica, en un concierto expeditivo, movilizante y exquisito en el mítico teatro de Rosario.

La canción como eje y única ideología posible llevaron por lo alto las melodías de dos de los artistas más icónicas de la historia de Uruguay. Conciertos así son necesarios en una era donde la invasión visual es constante, la sobreinformación, la reproducción en serie estandarizada de modelos y la opulencia sin respiro en las pantallas. Con una puesta austera, de apenas algunas luces y dos focos concitados en cada extremo del escenario, fue más que suficiente para que ambos puedan dejar sus armonías sobrevolando la sala. Una hora y cuarto de show, donde el tiempo fue vencido. Está después, como postuló Fernando Cabrera. A las 21:15 con un respetuoso aplauso, firme en su extremo izquierdo frente al escenario se ubicó con su guitarra el artista, en fusión con Hugo Fattoruso del otro lado en teclados y bandoneón a mano. A sus ochenta años su  voz continúa diciendo a través del canto. Permitiéndose ambos disfrutar también de lo errático, dibujaron la melodía inicial despegando desde ‘el espacio hueco de mi garganta’.


El repertorio de ambas figuras es tan extenso como dilatadas sus trayectorias, por eso fue necesaria la avidez de elegir con precisión algunas canciones, poniendo el foco en la cultura que unifica a ambos países. “Viva la patria”, fue interpretada por Cabrera evocando a sus raíces, seguida por la meliflua “Ángeles”. El autor de dicho tema, Hugo Fattoruso, lució su bandoneón acompañando con suma maestría en
“La garra del corazón”, seguida de “Milonga de la luna”. Lejos de corear con la gente, el foco estuvo puesto en conectarlos al unísono con su cosmos sonoro. El público se mostró contemplativo y respetuoso. Contadas voces acompañaban en “El tiempo está después”, el silencio en éstos casos también es música. Luego continuaron con “La presentida”, milonga escrita por Quintana con la melodía de Fattoruso. Una delirante versión de “El loco”, de Fernando Cabrera, logró otro de los momentos cumbres del show.

A modo de hechizo, los uruguayos cautivaron a los rosarinos con diferentes canciones que oscilaban desde “De madrugada”, hasta la romántica “Puerta de los dos” y “Como una casa vacía”. El único tema que no pertenecía a la autoría de ambos músicos es “Araca la cana” creada por Enrique Delfino y Mario Rada. Entre melodías alegres, como la que canta al ‘ruiseñor de madre floriselva’, y otras más movilizantes como “Oración”, se visitaron diferentes ritmos en temas como “Blues del adiós” y “Candombe en 3”, bien elegida para cerrar. “La casa de al lado”, una de las canciones más versionadas de Fernando Cabrera (Por Baglietto y Liliana Herrero por ejemplo) también logró otro de los momentos más destacados, interpretadas por ambos en carne viva y sin sobresaltos. Los bises concluyeron la noche de forma conmovedora con “Nueva”, de Hugo Fattoruso, quien de pie recorrió el escenario con un último suspiro de bandoneón. Un espectáculo conciso y en estado puro, de los que ya no hay, que rehuye y va más allá de la perfección, y deconstruye la hostilidad de aquel concepto para lograr lo genuino.

Lucas Rivero