Abel Pintos volvió a conquistar a Rosario

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El artista brilló durante dos noches seguidas en Metropolitano, durante casi dos horas y diez, entre baladas, temas movidos, y clásicos inoxidables.

El prestigioso cantante regaló “todos sus momentos” en dos funciones inolvidables. Para artistas consagrados de éste nivel, no es tarea sencilla construir un setlist donde ningún tema quede afuera y que logre complacer a todos. Abel Pintos logró atravesar con suma maestría la franja entre lo infaltable y lo impredecible de un show, entre lo accesible a todo público y las exquisiteces de los arreglos para paladares negros, comulgando entre su estilo pop más personal sin desconocer sus raíces folclóricas, ni dejarlas en el olvido. El cantante se mostró puro, enérgico, audaz y enfocado, sobre todo pasional. El show fue más austero que otras veces, pero no por eso menos movilizante. Con una puesta cuidada y varios músicos que acompañaron con gran proeza, se escucharon temas que hacía tiempo no sonaban en vivo. El público rosarino cantó con fuerza cada tema, y lo recibió de pie con una ovación desmedida. Con humildad y autoridad en escena, Abel se mostró sonriente y vibrante, listo para entregar una noche extensa que se fue gestando a fuego lento.


A las 20:15 la pantalla comenzó a encenderse de a poco y al unísono con los instrumentos que se iban amalgamando para dar inicio con una de las canciones más recientes de Pintos, remozando clásicos de los noventa y los dosmiles. “De repente” y “Creo en ti” abrieron el show escapando de lo esperable. La escenografía se lució de manera imponente a partir de “Sueño dorado”, en una versión sublime al igual que “La llave”, de las más esperadas y en la que el artista se toma su tiempo sabiamente para cantar cada verso. La introspección compartida y la genuina conexión es clave en las interpretaciones del artista, retroalimentado por el cariño del público. “No me olvides”, “Tiempo”, “Aquí te espero”, y “Yo ya estuve aquí”, se sucedieron una a otra, para llegar a “Cómo te extraño”, donde la privilegiada voz de Pintos llegó a uno de sus puntos cumbres, al igual que en “El Adivino” y la visceral “Cien años”. El preludio de “El mar”, amenizó con un plano detalle de olas de fondo, dando pie a una de las primeras explosiones con “Espejo”, donde el público se despegó de sus asientos para bailar cada tema.

“Aventura” y “Tu voz”, fueron otras de las más celebradas por el público, tal vez por los años que llevaban sin escucharse en vivo, al igual que “Crónica”. Otro de los puntos más destacables de la propuesta en vivo del cantante, es la seducción y la exquisitez de los arreglos de su voz, con versatilidad e ingenio transforma y propone de manera meticulosa cada tema. “Pájaro cantor” y “Juntos” dieron pie a la recordada “El alcatraz”, de su segundo disco ‘Todos los días un poco’. Con guitarra en mano se lució con “Motivos” mixturada con “De solo vivr”, otra de las más cantadas por la gente. Antes de despedirse, el artista expresó una profunda y dilatada gratitud al público rosarino. Antes de los bises se despidió bailando con “Y la hice llorar” y “Que me falte todo”. Abel Pintos no se hizo rogar demasiado. Regresó al escenario junto con su guitarrista para dos versiones en plan intimista de “Mariposa”, y la romántica “Sin principio ni final”. Tal como habitúa interpretó “A-Dios”, y finalizó con la emotiva “Piedra libre”. Con luces encendidas y el coro de ésta última, se despidió de su gente conmovido y habiendo entregado un show que siempre supera lo esperado.

 

Lucas Rivero
FOTOS: Ph. Diego de Bruno