Airbag detonó Metropolitano

Durante dos noches seguidas, la banda presentó “El Club de la Pelea” con un impactante show de tres horas frente a una multitud eufórica
Airbag demostró por qué se encuentran en su apogeo y en escala ascendente, tal vez éste punto cumbre de su carrera de más de 25 años se deba a que fueron alcanzando mayor solidez y madurez sonora, sin embargo es inusual que una banda de hits dosmileros como “Quiero estar contigo” y “Amor de verano”, que por momentos parecen haber quedado en el olvido para ellos, permanezca y despegue aun más sin necesidad de acoplarse a las modas y tendencias. Ese es su mayor mérito, mantenerse leales a sí mismos y a su propia esencia, permitiendo que los “hits” los determine por decantación natural el público y no las determinaciones rígidas de una disquera. Con el rock and roll, la reinvencion y la conexión directa con su gente, los hermanos Sardelli agotaron dos Metropolitano, al igual que en River, colmado de un extremo a otro por varias generaciones que predominaban entre adolescentes y veinteañeros. Con una puntualidad prusiana, a las 21 horas (ni un minuto más), se apagaron las luces desatando un alarido generalizado, dando paso a la explosión del primer acorde de “Jinetes Cromados”.
El sonido de Airbag es un verdadero huracán, sin sobredimensionar. Patricio, Guido y Gastón pusieron en escena toda su proeza como auténticos músicos de raza, por lo tanto la calidad de sonido desempeña un rol crucial. La puesta en escena tampoco se queda atrás, con una inmensa pantalla de última generación ambientando cada tema, y tres bandejas cuadradas de luces que suben y bajan en lo extenso del show. Desde las llamaradas de humo y efectos especiales, hasta un Frankenstein gigante en “Motor enfermo”, Airbag entregó un espectáculo que no dio respiro. A partir de los primeros temas se pudo vivenciar un pogo intenso de sus fans que cantaban cada tema hasta romper su voz. Guido Sardelli, que hace años eligió compartir también su habilidad en las seis cuerdas, corrió de un lado al a otro del escenario en temas como “Anarquía en Buenos Aires” y “Vivamos el momento”. Sin interrupciones y de pocas palabras sonaron un tema tras otro. Clásicos como “Noches de insomnio”, lentos viscerales como “Pensamientos”, algunos más recientes como “Extrañas intensiones”, “Nunca lo olvides” e “Irme lejos”, junto a otras más emotivas en el comienzo, como “Perdido” acompañada con imágenes triunfales de Maradona.
“Cae el sol” fue una de las más esperadas y más cantadas de la noche. Precedida por el power de “Huracán”, se quitaron las marcaras de calaveras para envolverse del coro de ésta canción icónica, en una marea de luces blancas formando una suerte de manto estelar en Metropolitano. Los músicos interactuaron con su público también a través de una cámara de fondo que los proyectaba en la enorme pantalla generando una postal con toda la gente de fondo. “El hombre puerco” mostró un costado contestatario del grupo, y “Verte de cerca” un guiño más indie. El escenario se tiñó de rojo para “Apocalipsis confort”seguida de “Otoño del 82” y “Cuchillos Guantanamera” con la misma energía que al comienzo. “Cicatrices” fue otra de las más movilizantes y en clave intimista, sosteniendo el clima con “Bajos instintos”, lado B del disco “Vorágine”. Ningún show de Airbag se parece entre sí, el setlist va modificando matices de un show a otro. En ésta ocasión, Patricio Sardelli se lució a solas frente a un piano de cola negro, con una variación de temas que oscilo desde “Dónde vas” hasta el tango “Volver”, pasando por “Tu nombre” y “Para Elisa”.
El primer final estuvo en manos de “Por mil noches”, y aún así había más para sorprender. Luego de un poderoso solo de guitarra de Patricio Sardelli, que incluyó la melodía del Himno nacional argentino y distorsión con su dentadura, sonó “Colombiana”, la más esperada por las fans, que lanzaron sus corpiños sin pudor por el aire. Luego de “La moda del montón”, los tres hermanos se aventuraron en una improvisación que comenzó en un solo de batería de Guido Sardelli, continuó con el clásico “Seven Nation Army” y terminó con “La partida de la gitana”, primer hit del primer álbum de Airbag. Guido cantó sonriente “Como un diamante” y la atronadora “Kalashnikov”, provocando el último pogo de la noche. “Solo aquí” y, sorpresivamente “Mi sensación” fueron las últimas, llegando al punto cumbre de uno de los conciertos más memorables del año en la ciudad.
Lucas Rivero