Antonio Orozco en Rosario: “Todo lo que está pasando ésta noche es un despropósito”
Por primera vez el artista español pisó Rosario y brindó un show pujante de más de dos horas. Cercanía y calidez con el público, más de lo habitual, y baladas que tocaron fibras sensibles
Orozco desembarcó en Rosario para dejar huella en el teatro El Círculo y rompió la cuarta pared desde la primera canción. Pasadas las 20:10 horas sonó una introducción con ciertas reminiscencias a “Edge of Seventeen” de Stevie Nicks, produciendo atmósfera de despegue. “Hoy” fue la elegida para empezar, nada más acertado. El músico arengó desde el primer momento a que el público se ponga de pie, el cual no tardó en obedecer. El repertorio elegido fue fluyendo por diferentes vibraciones y explorando diferentes lugares. El optimismo Up tempo de “Llegará” precedió a la movilizante “A vuelos” que arrancancó mas de una lagrima.
El artista bajó del escenario y se mezcló con el público conectando cara a cara. Durante “El viaje” se lo notó aún más entusiasmado con las muestras de cariño que no traspasaban la línea de lo avasallante. “Temblando” y “Giran y van”, de sus últimos albums, elevaron la energía y dieron pie a uno de los momentos más íntimos de la noche. Una vez más bajó del escenario y en intercambio con sus fans, se tomó su tiempo para narrar la historia de cómo conoció a Messi, referencia obligada de cada artista que pisa Rosario. De la misma forma sucedió con “No hay más”, precedida por otra anécdota con Luciano Pereyra y las primeras veces que cantó en Argentina.
La banda estalló en canciones como “Moriré en el intento”, “Hoy será”, “Qué me queda” y una despedida no anunciada con “Te esperaré”. Orozco regresó al escenario a los pocos minutos con genuinas palabras de gratitud, confesando que El Círculo es “Uno de los teatros más bonitos que he visto en mi vida”. Desde lo profundo y sin parafernalia, el cierre pautado fue con la visceral “Mi héroe” y la muy esperada “Entre sobras y sobras me faltas”.
Entre gritos y aplausos el público insistió vehementemente a que el cantante regrese a escena ya que aún faltaban los temas más conocidos, corriendo el riesgo de que se estropee una sorpresa pergeniada por sus fans. Orozco se sentó al borde del escenario para dialogar de manera cómplice y distendida con los rosarinos, bajó luego y hasta saltó con ellos. Tras largos minutos y fuera de la lista, interpretó “Devuélveme la vida”, solo con su guitarra. El regalo de sus admiradores se hizo presente en la última canción. Se repartieron antes del show unos stickers de colores para poner en el flash del celular durante “Estoy hecho de pedacitos de ti”. Así fue como una suerte de manto de coloridas luciérnagas cubrió cada rincón del teatro. Antonio Orozco se retiró emocionado, eufórico y admitió estar “orguloso” . Su voz arenosa y aguda se mantiene intacta en su sello autóctono español continuando con su prolífica y ascendente carrera.
Lucas Rivero
FOTOS: PH: @cecicordobaph