Babasónicos en el Anfiteatro: desfachatez atemporal

IMG_7968

La emblemática banda convocó a miles de personas que disfrutaron de un ingenioso show de casi una hora y cincuenta, con hits y joyas remozadas

 “Rosario es afortunada, porque les estrenamos canciones, shows, listas. Lo demás es anécdota”, afirmó Adrián Dargelos promediando el show, y está en cierto. El vínculo de Babasónicos con la ciudad siempre fue particular, más allá del hecho fáctico de que no hay disco que no haya sido presentado en Rosario, el fervor que despierta la banda en varias generaciones de rosarinos es atípico, y quedó evidenciado el fin de semana con un anfiteatro completamente agotado. Además de lograr un sonido auténtico y peculiar que los distingue en su esencia, y que prolifera su experticia y glamour a lo extenso de más de tres décadas; se distinguen por la presencia escénica, el atrevimiento de rehuir a una fórmula hitera complaciente, así sonaron más lados B y perlas random cantadas con mayor fervor que las más conocidos. La puesta en escena fue mucho más impactante que en otras ocasiones, con seis prismas acostados divididos en la parte superior y en el fondo bajo del escenario, recubiertos en pantalla que ilustraba de manera psicodélica un show impredecible. Babasónicos sonó mejor que otras veces, con solidez y la potencia de una big band.

 Cerca de las 21:30 horas Dargelos ingresó a paso lento por el ala izquierda del escenario de blanco impoluto con algún destello colorido, un pseudo gaucho look llamativo y difícil de decodificar, sin apologías de glamour y fiel a su ley. “Bye Bye” dio inicio al show, una paradoja acertada muy bien recibida por el público que los recibió con gritada ovación. El primer trazo tuvo un brío rockero más crudo en temas como “Pendejo”, “Soy rock” y “Ciegos por el diezmo”. Para amenizar llegó la meliflua y recordada “En privado”, una oda a la seducción del histeriqueo en la que la escenografía lució su esplendor aún más. Lo sorprendente del show resaltaba en las voces de veinteañeros que acaparaban gran fracción del público, cantando con la misma emoción temas recientes como “Anubis” y “La izquierda de la noche”, lados B como “Cuello Rojo”, o clásicos como “El loco” y “El colmo”, inmunes a las modas y tendencias. El contraste convive y se amalgama en canciones de su extenso repertorio, en los hits y en las de antaño como “Calmado, matamos al venado”, evocando sus costados ocultos.

 “Sin mi diablo”, “Los calientes” y “Puesto”, levantaron en clima de exaltación festiva, menguada por el pack “Mimos son mimos” y “Paradoja”. “Como eran las cosas”, balada predilecta por antonomasia de mayor parte de sus fans, fue de las más cantada del show. Luego de la reciente “Tajada”, Dargelos se arrodilló ante los rosarinos en señal de gratitud y reverencia. El show fluyó con éxitos como “Y qué?”, “La lanza” y la recordada “Los burócratas del amor”, y algunas atesoradas como “Vampi” y “Trinchera”. Los trazos escénicos, movimientos, y acrobacias con el pie de micrófono de Adrián Dargelos, llegaron a su punto cumbre en “Carismático” y “Yegua”, llegando al final con “La pregunta”, extendida y con sobrevuelo místico intrincado. El público aguardó los bises iluminados en rojo, con expectación y en silencio. Tras unas minutos el show culminó con “Flora y Fauno”, y la inoxidable  “Irresponsables”. Babasónicos es la música que no envejece y siempre tiene algo refrescante y genuino que proponer, con consciencia de todo lo que falta y un halo indescifrable.


Lucas Rivero
FOTOS: @cecicordobaph