Cecilia Strzyzowski: para los forenses los huesos hallados en el río son humanos

Los especialistas del Instituto de Medicina y Ciencias Forenses analizaron los huesos hallados en el río Tragadero y creen que es “altamente probable” que se trate de restos humanos. El Equipo de Antropología de Córdoba realizará los peritajes

Los especialistas del Instituto de Medicina y Ciencias Forenses (IMCiF) de Chaco que analizaron los huesos hallados en el río Tragadero, en el marco de la búsqueda de Cecilia Strzyzowski, desaparecida desde el 2 de junio en Resistencia, creen que es “altamente probable” que se trate de restos humanos, lo que certificará el martes el Equipo de Antropología de Córdoba, que llegará a esa provincia para llevar a cabo los peritajes, informaron fuentes judiciales.

Los voceros dijeron a Télam que del primer análisis realizado sobre esos restos encontrados el 20 de este mes junto a un dije de una cruz que fue reconocido por la madre de Cecilia (28) como perteneciente a su hija, surge que se trata de huesos humanos y entre ellos lo que se cree que es un dedo de un pie.

No obstante, para dar certeza sobre ese punto y avanzar luego en la identificación genética, regresará a Resistencia el equipo de antropólogos forenses de Córdoba que trabajó en en análisis de los primeros huesos hallados, que resultaron no ser humanos.

Las bolsas y el río
Respecto de los restos óseos a analizarse a partir del martes, se trata de los encontrados tras la declaración indagatoria brindada por Gustavo Obregón, otro de los detenidos por el caso, quien trabajaba como asistente y chofer de la familia Sena.

En esa oportunidad, Obregón dijo ante los integrantes del Equipo Fiscal Especial (EFE), Jorge Cáceres Olivera, Jorge Gómez, Nelia Velásquez que él y César Sena, esposo de Cecilia, abandonaron dos bolsas en el río Tragadero, en proximidades de la chanchería perteneciente al clan Sena.

“Agarramos el camino que lleva hacia la curva y, antes de la curva, nosotros dejamos el auto. Estacionamos ahí, bajamos con las bolsitas, cada uno llevaba una bolsa, y bajamos por un camino, que es como un sendero, que está al costado izquierdo al campo Rossi, que baja hacia el rio. Llegamos a la costa del rio, César desata una y larga todo el contenido de la bolsita en el límite del agua y la costa. Y después con la otra bolsita, lo mismo, la desata y larga el contenido en el límite del agua y la costa. Finalmente, César deja las dos bolsitas en la orilla del rio, y le prende fuego a las dos bolsitas, con un encendedor”, relató Obregón.