Conociendo Rusia trajo su Jet Love Tour a Metropolitano
Durante casi dos horas de solidez musical, la banda desplegó su magia en la presentación del nuevo álbum
Fuera de lo predecible y con el foco puesto en las canciones, miles de rosarinos se disfrutaron de un show cálido y movilizante. Mateo Sujatovich demostró el que el rock nacional no ha muerto y que él es su genuino heredero. Con marcadas influencias de los ochenta y guiños a Fito Páez o Andrés Calamaro, desde su propia esencia y sello indeleble, Conociendo Rusia despegó un extenso recorrido por los hits y algunos temas atesorados por el público. Bads fue la banda encargada de abrir el show, con absoluta proeza y potencia desde un set acústico a la altura. Minutos comenzó a percibirse con sutileza la cacofonía de las turbulencias del un avión, logrando logrando una intencional sensación de que algo estaba por ocurrir e incrementando laa ansias de los rosarinos. El show despegó veinte minutos pasadas las 21 horas con la homónima “Jet Love”.
La puesta en escena fue ingeniosa y disruptiva, sin necesidad de apelar a sobre estímulos con pantallas ni efectos especiales, el psicodélico juego de luces acompañó creando diferentes climas, desde una geometría compacta que producía diferentes juegos de ilusión óptica. Un rectángulo blanco iluminado funcionó como epicentro en lo alto del escenario, en armonía con austero look de pilotos que llevaba la banda. Listos para alzar vuelo. Las luces concitadas en el nuevo disco se fueron posando entre homenajes a la música como “Canciones” y sinfonías adolescentes como “Te lo voy a decir”, odas a la amistad en “El Chacal”, madurez emocional con la pegadiza “Cinco horas menos”, “Lo mejor” y “Heridas dulces”. Todas sonaron de manera fidedigna a Jet Love, y hasta mejor. Mixturadas por las esperadas “Tu encanto” y “Puede ser”, en donde el público participó cantando a los gritos el estribillo en loop. “Mundo de cristal” con su inicio melancólico dio paso a “Otra oportunidad”, llegando a uno de los pináculos del show. “La puerta” es de las más emotivas del repertorio de Conociendo Rusia, sensación que recrudeció durante un quiebre en el que todo Metropolitano cantó el estribillo al unísono, conexión para un instante litúrgico.
Fuera del setlist y a pedido de una fan, el Ruso interpretó “Cicatriz” en la soledad del escenario con su guitarra, sin banda y con solo de trompeta incluido. La misma fórmula se repito en “Se me hizo tarde”, donde el público se animó a cantar un poco más luego de haber acompañado la anterior con el silencio. Lo más sublime irrumpió cuando solo en el piano regaló dos versiones viscerales de “La luna” y “Montaña infinita”. Son pocos y cada vez menos los verdaderos artistas que propician un instante despojado y genuino en intimidad con su gente. De regreso con los músicos, promediando el final del show, recorrió el escenario de un extremo a otro con “Loco en el desierto”. Luego llegó “30 años”, tema más rockeado de la noche seguido por la desgarradora “Cosas para decirte”. “A la vez” fue la elegida para dar cierre fusionando el final con la melodía de “Jet Love”. En armonía con el Leit Motiv, el cantante regresó para “Una vuelta más”, también de su disco más reciente que se interpretó casi en su totalidad. “Cabildo y Juramento” y “Quiero que me llames” son las infaltables y correctas para finalizar. Reverencia de los artistas mediante, aún había lugar para un último bis en mano de “Parte de mi”, que también da cierre al álbum. El recorrido de Conociendo Rusia fue placentero y vertiginoso, sin embargo el aterrizaje, cuando todas las luces se encienden, produjo una nueva sensación de elevación.
Lucas Rivero
FOTOS: @cecicordobaph