Dante Spinetta en Rosario: Gladiador del funk
El artista presentó Mesa Dulce en la Sala de las Artes. Proeza musical, ingenio, y el don de fluir en la melodía durante más de una hora y veinte
La ‘hermandad’, como el artista define a su público, y el funk se conjugaron con avidez y sin pretensiones en la Sala de las Artes. Sin espacios vacíos, todos los rosarinos que colmaron el mítico recinto se permitieron ser transportados a los atípicos territorios que propone Dante, en donde la solidez artística pisa fuerte y el disfrute ocurre por decantación natural. La ‘Mesa Dulce’ está repleta de exquisiteces en los arreglos y meticulosos detalles que se reproducen en vivo de manera fidedigna con el disco. Lo melifluo y envolvente de los temas atravesaron toda la sala gracias, en parte, a lo impecable del sonido, cuidado hasta lo más mínimo. Sin afán de grandilocuencia ni pretensiones desmedidas, sino de forma genuina, Dante entregó un espectáculo de primer nivel donde el foco está puesto en proponer y crear un solo cuerpo entre los artistas y el público a través de la música. Ahí hay un punto de contacto muy sutil con Luis Alberto Spinetta: ningún show está planeado a base de “hits” que el público quiere ir a escuchar, sino que toma vida propia en torno a un viaje. Cerca de la medianoche, sin desmedida euforia y con entusiasmo, el público recibió al artista y a sus músicos.
“Rebelión” fue la elegida para empezar, tema inicial también del disco. Desde ahí se pudo percibir que cada instrumento toma vida propia y atraviesa no solo desde lo auditivo sino desde lo sensorial. “El lado oscuro del corazón”, fue una de las más contadas, hit por antonomasia del álbum, en donde Dante pudo lucir su tono agudo más seductor. Continuando con el leit motiv de Mesa Dulce, se escuchó “My movie”, más envolvente que en la grabación. Tras odas al tango fusionado en clave funk, en “Perdidos en el paraíso”, el músico expresó sin ánimos de complacencia: “Que honor estar tocando acá esta noche para ustedes”,. En recorrido por sus composiciones, llegó el momento de algunas perlas de El Apagón, su disco más compacto, directo y dinámico. Una tras otra a modo mash up se escucharon “En la mía” y “Olvídalo” muy bien acompañado con estridente voz femenina de Nanny, reivindicando el estribillo que en aquel 2007 estuvo en manos Julieta Venegas. Dejando a un costado su verborragia rapera, los vientos se lucieron en su punto máximo con “Deja Boo”.
Dante, además de ser frontman, es un verdadero músico de raza, con fuertes dotes de erudición multinstrumentista. En particular, durante el gran parte show, prefirió hacer uso de su voz y su cuerpo desplazándose en escena, con momentos de brillantez en diferentes guitarras para desplegar algún solo voraz. Los músicos logran lo que pocos como banda: que cada instrumento se luzca en la totalidad más allá de los solos, donde cada uno tiene las luces concitadas en si. “Soltar” fue una de las más esperadas, necesarias para amenizar desde el aprendizaje sobre la belleza del desapego. En recorrido por el disco ‘Puñal’, el público rosarino no dejó de bailar con “Mi vida” y dejarse vibrar al ritmo del bajo de “Supremacía”. Remozando el pasado y haciéndolo sonar actual, Dante fue consecuente con su deseo: ”Me quiero ir muy al pasado”. Así sonaron las primeras notas de “Jugo” mixturada al final con “Latín geisha”. Si bien el artista hace tiempo que brilla con luz propia, sin que no se lo pidan, hace un guiño a la etapa anterior con IKV. “Coolo”, mega hit del icónico dúo, alcanzó el pináculo de intensidad del show, para luego sumergirse en una extensa zapada. Distorsionadores de voz, interacción a modo espejo con su público y el foco puesto en los instrumentos marcaron el cierre del show. “Mostro”, recordado hit que no envejece, fue un acertada bis para el final. Temas como éste, encuentra un punto de contacto en el estilo de Trueno o algunos artistas urbanos, lo cual convierte a Dante Spinetta también en un visionario.
Lucas Rivero
FOTOS: Matias Rodriguez (@matiasemanuel.ph)