Duki puso a Rosario en Modo Diablo

El referente del trap hizo historia en Metropolitano con un show enérgico, vibrante y con los estándares de un artista internacional
La nueva generación hizo temblar el suelo de Metropolitano mientras cantaba a los gritos cada uno de los temas a lo largo de una hora y cuarenta de show. En el podio de los pogos más intensos de los últimos años, se ubica éste concierto. Charly, Virus, Miguel Abuelo y otras perlas del rock nacional sonaron durante la previa a modo de reivindicar un legado inoxidable. Por lo alto del escenario relucía a modo de nave nodriza el logo de “Ameri”, con una inmensa pantalla abarcando todo el fondo, tras una tarima central que desembarcaba en una pasarela por lo bajo. La energía que precede a un show de Duki no se asemeja a la de ningún otro artista, sobrevuela un entusiasmo que no es eufórico ni tampoco sereno, las miles de personas que coparon cada rincón son conscientes de que no van a ver a una figura pasatista, sino a una leyenda consolidada, aunque a muchos les genere cierto escozor, ese es el aditamento necesario de los fenómenos, incomodar y producir cierta reticencia. Duki rompió los esquemas de la música más allá de lo sonoro, como expresión artística de la voracidad de las nuevas generaciones. Esos rugidos se hicieron oír arriba y abajo del escenario, desde el preludio triunfal “Leit Motiv” que abre el portal del mundo ‘Ameri’.
El inicio fue arrollador y tuvo el foco sobre el nuevo disco que sonó de punta a punta y en el orden original. “Nueva era” fue la adecuada para empezar y terminar a modo de bis. A diferencia de la última visita del artista en el 2023, no hubo interrupciones por los desmayos recurrentes, ni tensiones. El show transcurrió de principio a fin, con euforia desatada desde un contexto confortable y cuidado. “Brindis” dedicada a los ‘haters’ dio paso a “Buscarte lejos”, donde se lució un ensamble de bailarines total black que realizaron una audaz coreografía alrededor de Duki. Luego se escucharon “Imperio” y “Hardway”, seguidas por “Vida de rock”, “No drama” y “Cine”, con el original recurso de un sillón rojo de espaldas al público, proyectando el rostro del cantante en pantallas a tiempo real. A mitad del primer bloque, saludó con fuerza a Rosario: “Éste es el maldito modo diablo, espero que lo disfruten”. “Barro” volvió a avivar el pogo junto con “Un día más”. “Trato de estar bien” fue una de las más cantadas al igual que “Constelación”, aumentando el power con “Wake Up & Bale Up” y alcanzando el punto cumbre con “Ameri”, de los más cruciales y significativos del show.
“Rockstar” y “Rockstar 2.0”, elevaron el concierto al siguiente nivel plagado de los hits que los rosarinos ansiaban, y algunos lados B. “1 de enero”, “Jefes del sudoeste”, “Goteo”, “Lost Tape” y “Notorio”, sonaron sin interrupción, destacando la proeza de los músicos sin el más mínimo error. “Santo grial” oxigenó en un tono más melódico, dando paso a la intimidad acústica con el escenario teñido de rojo y una marea de humo recorriendo el suelo. “Me enseñaste” y “Ticket” mostraron a Duki al desnudo y evocando sus raíces. El público oscilaba entre los 12 y 25 años, con varios treintañeros acoplados a la música actual, y también niños de seis años y menos, acompañados por sus padres. En ésta fauna, el más destacado fue un pequeño fan que subió emocionado al escenario en “She don’t give a FO”. El final del show se palpitó con “Si me sobrara tiempo”, “Pintao” y la infaltable “Hello Cotto”. Los bises no se hicieron rogar, Duki entregó un final arrollador con “Malbec” y “Givenchy”. Desde el Quinto Escalón a llenar estadios en el mundo y batiendo récords, el artista volvió a sacudir a Rosario para llevar el ‘Modo Diablo’ por lo alto y sin retorno.
Lucas Rivero
FOTOS: Ph. Giuliana Reyna