El Gobierno impondrá el protocolo antipiquete en la marcha universitaria del martes
Los organizadores presentaron un pedido a Seguridad de Ciudad, que se mantiene en contacto con sus pares de Nación en vistas al operativo; se prevé que la manifestación sea multitudinaria
La marcha federal universitaria prevista para este martes por la tarde se anticipa multitudinaria. Para eso trabajan diferentes actores del sector. La intención es que sea una manifestación heterogénea, más allá de la presencia de alumnos, docentes y autoridades, con la participación de referentes no sólo del ámbito académico, sino también del cultural, artístico, periodístico, sindical, incluida la CGT, y organizaciones sociales. Con un esquema que prevé avanzar desde la zona del Congresos hasta la Plaza de Mayo, y un grupo vinculado a la UBA que irá hacia la primera partiendo desde la plaza Houssay, el escenario plantea un desafío para las fuerzas de seguridad.
Los organizadores, confiados en el número de asistentes que tendrán, anticipan que será “imposible” marchar por la vereda y la Nación anticipa que no hará diferencias con lo sucedido en otras marchas y mantendrá su protocolo antipiquetes. “Se va a hacer todo lo necesario para complicar lo menos posible la vida de los ciudadanos”, dijeron fuentes del área nacional.
Los organizadores ya presentaron un pedido de autorización para la marcha ante el Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, que en estas horas evalúa cómo se procederá en el tema. “Hasta acá se aplicó siempre lo mismo: se pide el permiso y después la Ciudad decide si se autoriza o no y cómo lo hace, pero siempre bajo el concepto de que el Estado es el ordenador y siempre nos fue bien”, describieron de las filas de Ciudad. “Se entiende el derecho a manifestar y la situación, pero también la necesidad de no entorpecer la circulación del ciudadano común”, completaron.
Desde allí también advierten lo complejo que resulta actuar ante este tipo de movilización, que si bien no prevé cortes, sí tiene distintos puntos de partida y la aspiración de un caudal de gente que hará imposible que solo se reduzca a un marcha por la vereda. Por lo tanto se descuenta que casi de forma natural se irá bajando a la calle y tomando parte de los carriles. La mira está especialmente puesta en lo que será el cruce de la avenida 9 de Julio.
En las últimas horas ya hubo comunicación entre los ministros de Seguridad de Nación, Patricia Bullrich, y de la Ciudad, Waldo Wolff, y se prevén más charlas y reuniones a lo largo de las próximas horas entre los distintos funcionarios de ambas carteras. Desde la Nación sostienen que ellos mantendrán la “misma postura que en todas las marchas”, y que apuntan a impedir cortes y evitar así complicaciones para la circulación de los ciudadanos. Quienes conocen de cerca a Bullrich sostienen que “si algo no tiene es doble vara. Vamos a mantener nuestra línea de acción. Vamos a ver cuántos son. El protocolo (antipiquete) lo mantenemos, veremos que pasa con la cantidad de gente, la idea siempre es que haya la menor cantidad de molestia posible para la ciudadanía”, recalcaron.
Desde las filas del Ejecutivo Nacional son críticos con la marcha en sí, la que consideran una “barbaridad” y “una falta de códigos total” que se realice, a pesar de “que en las últimas horas hubo novedades sobre la ampliación del presupuesto, y así y todo mantienen la marcha. Hubo un gesto de buena voluntad del Gobierno y no les importó”. En esa línea completaron: “Es hacerlo por hacerlo”.
La marcha es de una extrema sensibilidad para la administración libertaria que descuenta, pese a su voluntad, que las dimensiones de la marcha serán de amplias proporciones, por lo que se lo buscó disuadir sin éxito, en el correr de las últimas horas.
El conflicto entre el sector universitario y el gobierno nacional comenzó semanas atrás y fue in crescendo, por la discusión alrededor del presupuesto para el área y el reclamo por parte del sector por la falta de actualización. La falta de entendimiento con el Ejecutivo, en el que desde el ámbito universitario rescatan el diálogo que promueve el secretario de Educación, Carlos Torrendel, así como desaprueban las formas del subsecretario, Alejandro Álvarez, se profundizó también, junto con lo que muchos consideran que fue una campaña de desprestigio en las redes, “donde se instaló el tema de curros y adoctrinamiento”, señalaron fuentes del sector. A la par creció la popularidad de la marcha a la que se fueron sumando los distintos sectores y hasta universidades privadas.
De hecho eso mismo, con los diferentes concurrentes concentrando en distintos puntos, muchos de ellos sobre la avenida Entre Ríos y Callao en sus distintas intersecciones también da la pauta de que las complicaciones con el cumplimiento del protocolo serán aún mayores y más allá de los límites centrales de la marcha que partirá oficialmente desde la Plaza de los dos Congresos.
El malestar por la marcha fue tal en las filas libertarias que el jueves por la noche cuando desde las filas oficiales trascendió un acuerdo entre ambos sectores, lo que fue desmentido por el ámbito universitario, habría habido una serie de llamados frenéticos desde el Gobierno hacia diferentes rectores y miembros del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) en busca de que se dé de baja la marcha, según relataron distintos referentes del ámbito académico y dijeron desconocer desde el oficialismo. Todo en la antesala de una primera marcha que todo indicará englobará el descontento de un amplio sector de la clase media, en la cual hay buena parte de sus propios votantes.