El Torito, el club que es pasión de barrio y alcanza al mundo desde la zona norte

La institución, conocida como ‘El Naranja’ es formadora y forjadora de grandes talentos futbolísticos como también es clave en el rol social que cumple en Camino de los Granaderos 2430

El Torito es un club de la zona norte de Rosario que se caracteriza por ser una marca registrada a nivel futbolístico. Desde las entrañas de Camino de los Granaderos 2340 nutre a los grandes equipos de la ciudad con sus jóvenes proyectos. El naranja (tal como se conoce al club) es una fábrica de talentos de los cuales salieron Sensini, Herrera, Zamora, Bustos Montoya y Di María. Desde hace poco más de cinco décadas contiene a los chicos de diferentes barrios puertas adentro. Pero hay un dato más que lo destaca aún más: desde la pandemia acentuó el rol social y como ejemplo, cada viernes ofrece 1.200 raciones de comida para los más necesitados.

Contiene. Educa. Congrega y hace crecer a los chicos de los barrios La Cerámica, Parque Field, Rucci, La Esperanza (ex Churrasco), Casiano Casas e Ibarlucea. El Torito es una institución que se fundó el 17 de agosto de 1968 y desde entonces fue erigiéndose en una referencia deportiva en la zona norte. Al inicio funcionaba en Freyre y Medrano. Luego se mudaron al predio actual de Camino de los Granaderos 2340.

El actual presidente de la institución es Germán Ángel, quien cuenta orgulloso su vínculo con el naranja. “Pasé mi infancia en este lugar. Jugué muchos años y luego volví para dar una mano junto a varios vecinos y amigos porque esta institución es muy especial para todos nosotros”, expresó.

Junto a la actual comisión directiva tomó la posta formal en enero de 2019. En un breve lapso logró cambiarle la cara y hoy en día la institución luce diferente desde todo punto de vista.

“El club estuvo a la desidia (sic) y fue intervenido en 2018, que es ahí donde nos involucramos como comisión directiva. Desde Fiscalía de Estado y la Dirección de Clubes de la Secretaría de Deporte de la Municipalidad de Rosario trabajaron muy bien y nos ayudaron a resolver toda la documentación para presentar y formalizar todo”, afirmó Ángel.

Y agregó: “El Torito estaba literalmente fundido. Así y todo, la mayoría de las obras que están a la vista se realizaron en este último tiempo, es decir, desde que estamos al frente de la comisión”. Y a manera de ejemplo, sostuvo: “La zona donde están la canchita de cinco y la de once era un baldío. Con mucho esfuerzo y voluntad logramos hacer todo a nuevo. Incluso construimos vestuarios, se acondicionaron los campos de juego y se renovó el bufé, que tiene una cocina industrial. Estamos mejor pero seguiremos creciendo y avanzando en obras”.

 

A puro fútbol

El club respira fútbol. La pelota rueda durante todo el día en cada una de las canchas. Los chicos de diversas categorías crecen jugando al deporte más popular y pasional del planeta. “Nos fuimos rearmando porque cuando asumimos había solo una línea de baby. Fue como volver a empezar en realidad”, afirmó el presidente.

“Con mucho trabajo y dedicación logramos armar para esta temporada tres líneas de baby que competirán a pleno en la Asociación Rosarina, que también nos asesoró y ayudó mucho”, enfatizó el titular del naranja. “Y la primera división jugará en este 2022 la Copa Pinasco en la Primera B, ya logramos el ascenso la campaña pasada”, añadió.

Germán también confesó que: “En esto no hay muchos misterios. Un club de barrio crece si la gente que está adentro gestionando no vive de él. Hay que ayudar y mantener las estructuras para poder contener a los chicos del barrio y de las zonas aledañas. Eso es lo más importante. Y en eso estamos”.

La máxima autoridad además resaltó con placer que “armamos las dos canchas con riego artificial computarizado. Compramos y diseñamos todo nosotros, ya que con algunos miembros de la comisión hicimos un curso on line durante la pandemia y nos recibimos de técnicos en riesgo artificial. Algunos nos dicen que estamos locos, pero a la vez es la única forma de hacer las cosas sin tener que realizar una importante erogación de dinero”.

“Cuando hay que pintar también lo hacemos. Todo es para y por el bien del club. Uno siente amor verdadero por El Torito, ya que de chico jugué acá. Mi infancia la pasé acá adentro y decidí involucrarme porque todos los que defendimos estos colores tenemos un marcado sentido de pertenencia”, apuntó.

Pero más allá de la disciplina que congrega a cientos de chicos hay otras cuestiones que sobresalen. Y es el accionar de los padres, quienes también tratan de aportar su granito de arena en pos del crecimiento institucional.

“Todos ven que trabajamos para mejorar este lugar. Un día vino un grupo de padres de la categoría 2014 y plantearon que querían ayudar. Cuatro de ellos eran albañiles y ofrecieron la mano de obra, por lo cual fuimos a un corralón del barrio, que siempre nos ayuda, y compramos los materiales para construir los parrilleros. Y en eso estamos. Con esto quiero decir que esos gestos te nutren e incentivan a seguir dando todo porque ves que el esfuerzo que hace la comisión directiva llega al chico o a la familia. Y eso está buenísimo”, explicó.

Otro de los ítems a resaltar es que “los chicos festejan los cumpleaños acá. Este espacio es de ellos. Incluso muchos deciden hacer la torta con el logo y colores del club. Eso es sentido de pertenencia que hay que seguir alimentándolo y mantenerlo por generaciones”.

 

Apellidos ilustres de la casa

El Torito siempre se caracterizó por ser formador de muchos talentos que llegaron a primera división e integraron la selección nacional. También es verdad que tuvo un auge y promovió a jugadores como Roberto Sensini, Julio Zamora, Germán Herrera, Gustavo Dezotti, Eduardo Bustos Montoya, Nery Domínguez y Angel Di María, entre los más destacados y quienes traspasaron las fronteras de la ciudad para dejar sus huellas futboleras en diversas latitudes.

En tanto, Fabián Basualdo jugó un torneo en la ciudad deportiva de Central defendiendo la casaca naranja (militaba en Infantiles Rosarinos). El plus es que El Torito salió campeón merced a un penal suyo en la final.

Mientras que hay otros apellidos que también son claves puertas hacia adentro como Osvaldo ‘Negro’ Yoya, Hilario Navarro o el recientemente fallecido Ernesto ‘Gallego’ Bravo.

La gestión encabezada por Ángel logró que todas las pelotas del club tengan el logo institucional. “Las compramos en Bell Ville directo de fábrica”, afirmó Germán antes de destacar que “hay muchos proyectos en mente y queremos seguir avanzando con las obras”.

“El club es una contención muy grande. Hay disciplina y todos la respetan. Estamos creciendo y los profes, en su mayoría, son los mismos padres. También sumamos algunos profesores y coordinadores. En realidad buscamos sponsor para fortalecer todo”, abundó.

El Torito puede decir con orgullo que tiene cuenta bancaria propia y toda la documentación en regla como hace años no sucedía. Pero va por más. “El sueño es hacer la pileta. Ya la haremos. Esto es un pulmón muy grande en la zona norte. Tenemos 350 pibes, contamos con un buen bufet y vestuario renovado. Además la clásica cancha de siete está muy cuidada. Del otro lado de la avenida nos quedó la cancha de 5 y de 11, y los nuevos vestuarios. También queremos un consultorio médico para los chicos y chicas del club y la zona”, puntualizó.

 

La solidaridad a flor de piel

“Tuvimos la iniciativa de salvar al club porque veíamos que estaba a la desidia. Armamos la lista, nos presentamos a elecciones, ganamos y decidimos ayudar a El Torito sin vivir del club”, remarcó German Ángel.

Pero fueron por más. “Tenemos un comedor solidario donde cada viernes abastecemos a 1200 personas y es uno de los más grandes que hay en la zona norte. Lo iniciamos cuando arrancó la pandemia siendo además el primer club a nivel nacional en armar algo así para la gente”, graficó.“Tenemos un olla gigante que la fabricamos nosotros. Primero se hizo para las familias del club y luego la hicimos extensiva a todo aquel que lo necesitaba. Es un trabajo muy social que nos genera placer poder llevarlo a cabo. No es una labor sencilla porque demanda un esfuerzo extra pero nos genera placer a la vez”, dijo.

Y agregó: “Al principio cocinábamos entre todos pero luego dividimos las funciones porque cada área del club necesita una puntual atención. De hecho, en la actualidad cada función se rige por un organigrama de trabajo específico”.

“Ocho personas se encargan de toda la cocina del comedor. Elaboran desde el plan hasta el menú. Trabajamos en conjunto con el Banco de Alimentos y con Desarrollo Social”, detalló. “Como por ahí lo que nos cuesta conseguir es la carne decidimos organizar torneos o algunas cosas extras para generar recursos para poder adquirir diferentes cortes vacunos”, terminó diciendo el presidente de El Torito.