Fabiana Cantilo lució su mejor traje sinfónico en Rosario
La icónica figura del rock nacional se presentó en el Bioceres Arena con un show que repasó sus hits, canciones recientes y algunas páginas doradas de la música argentino
Desenfado, resiliencia, rock and roll y el encanto inoxidable que solo mantienen los emblemas. También son pocos los artistas que puedan prescindir de sus hits para tocar una fibra sensible en su público y lograr la sutil belleza de lo impredecible. Fabi Cantilo no tiene nada que demostrar, ni nadie que pueda doblegarla. Durante casi una hora y cuarenta, recorrió el escenario como si flotara ,mixturando diferentes ritmos entre rock, folk, rock, tango y música celta. El cuarteto de cuerdas bien amalgamado sonó como una orquesta de cámara, junto a piano y guitarra. El Bioceres Arena estaba colmado, primera vez con butacas. El público respetuoso participó de las canciones más recordadas y acompañó con silencio alguna perla inesperada. Varias generaciones son las que convoca Fabi Cantilo, desde niñas de 6 años aclamándola a gritos, otros adolescentes o veinteañeros, hasta los que vivieron en esplendor la belle epoque musical de los ochenta, en su mayoría. Todos aunados en la venturosa música de una artista que ha atravesado todo.
Cinco minutos pasadas las 21 horas, con elegante demora, la cantante entró por el lado izquierdo del escenario luciendo su largo vestido negro, de forma distendida y con palabras de gratitud. En el estreno de su gira en formato sinfónico, nada más acertado que empezar por el que fuera primer tema del disco que dio un giro a su sonido. “El anillo del capitán Beto” fue el despegue intergaláctico por la historia del rock nacional, poniendo voz a las composiciones de Spinetta, al igual que más adelante con “Maribel”. Sobre la inmensa pantalla al fondo y las dos del costado, se veían imágenes caleidoscópicas en colores vivos que acompañaban en sonido de un mantra, introduciendo la versión remozada de “Fue amor”. Aunque al comienzo resultó un poco confuso para el público, Fabi se mostró fiel a su ley, reticente al estandard. Siguió “Canción de Alicia en el país”, con una estampa de relojes de fondo. Los temas del ovacionado Charly García ocuparon más lugar en el setlist que otras veces. “Inconsciente colectivo”, “Cinema Verite” y “Ojos de videotape”, emocionaron al público rosarino.
Fabiana Cantilo logró una trayectoria en la que puede permitirse licencias poéticas y estilísticas, hasta autocomplacerse y conmover de todas (las) formas, más allá de lo errático. Ocurrió con canciones en inglés como la psicodélica “Lucy in the sky with Diamonds” y “Overjoyed”, de John Lennon y Stevie Wonder respectivamente. Lo mismo con enigmáticos temas de su fiel autoría, como “Choque de brujos”, “Destino marcado” y “Cuidado”, todos del disco ‘Información Celeste’. Con guiños a la música celta y con guitarra en mano, entregó algunos de los más recientes. Compartió su recorrido espiritual en “Tiro de gracia” y “Luna”, dedicada a su gata. En contraste y entre anécdotas, en un revival a los ochenta, canto “Empire State” con la misma rebeldía. La artista no reniega de su historia, pero tampoco se aferra a ella, la toma como impulso para una nueva conexión con lo actual, eso por eso que interpretó “Mary Poppins y el despllinador” y la emocionante “Nada es para siempre”, la más cantada de la noche por su gente.
Cerca del final, “Amor equivocado” y “Mi enfermedad”, tema que se había negado a volver a cantar, y que ahora suena más vibrante y luminoso. Para los bises, la sentida “Mago en prosa” y “Cambalache”, demostrando lo bien que le queda el tango y contagiando su entusiasmo. ‘Es la musa de la noche que te viene a hablar’ dijo en una de las cancione. Es esa la forma en la que Fabiana Cantilo mostró la trascendencia de una artista consumada, que transmutó su propia música para hacerla vibrar en algo más elevado. ‘Ésta vez el dolor ya terminó’.
Lucas Rivero
FOTOS: @cecicordobaph