Ike y los Picantes: solidez y alto vuelo

Ike Parodi se presentó con sus músicos la noche del sábado en el Anfiteatro del Parque España. En un show potente, ágil e impoluto demostró por qué es una de las figuras más destacadas de la escena.

El Anfiteatro del Parque España se colmó de gente con deseo de disfrutar del mejor rock and Roll. A lo largo de unas quince canciones los siete músicos que conforman Los Picantes, demostraron estar a la altura de un sonido envolvente y producir emoción y adrenalina con un intenso soplo de frescura. Cerca de las 22 horas y entre tinieblas generadas por cortinas de humo, los artistas se apoderaron de la escena para esgrimir los primeros acordes de “Corazón de oro”. El escenario y la puesta que permite el Anfiteatro del Parque España es verdaderamente fuera de cualquier estandard,  al ras del suelo y el río de fondo, en clave intimista con clima de ritual.

“Forajidos” y “Yo solo quiero” continuaron con el set list expeditivo y sabiamente elegido. “Hoy quizá” produjo un aire displiscente en donde la atmósfera sonora invocaba cierta reminiscencia a paisajes desérticos, para luego producir explosión con “Sin gravedad”, tema que da nombre al último álbum. “Mamma” marcó uno de los momentos más destacados del show, pieza relucida con el potente solo de guitarra del “Ninja” Miretto, líder de La Turbina.

“Camino lento” e “Hijo del viento”, diferentes climas y profundidades tan bien recibidas por el público como bien ejecutadas, que también acentuaron la indiscutible presencia y autoridad escénica de Ike. “Solitario”, del disco anterior, generó el pináculo de la emotividad junto a Mono Pombo, de Chicosvaka.

Los trazos finales del show estaban destinados a la potencia mas elevada con sesgo de desenfreno. La rebelión de “Cambiar el mundo”, seguido por una despojada versión de “Voy a viajar”, dieron paso a “En los bares”. Todo el público de pie, fuera de las escalinatas bailando por todo el lugar, no se ve habitualmente. No hizo falta más, la proliferación de lo conciso que vuelve más valioso lo que se generó en escena. La voz estridente de Ike Parodi continúa soltando esos agudos feroces que aún le quedan mucho recorrido.