Jaime Roos: majestuoso regreso a Rosario
Quince años después de su última visita, el artista produjo su retorno a la ciudad con un show de casi dos horas y media. 22 músicos en escena, combinaron el candombe y los sonidos más autóctonos de Sudamérica
Jaime Roos brindó un espectáculo notable, de pura entrega, despojado de egos y pretensiones generando belleza en el público desde lo inusual. Hoy día es atípico presenciar un espectáculo de semejante magnitud, en el que sin pantallas led, efectos especiales ni trucos de escenario, se logra un verdadero despliegue escénico con tantos músicos. Siete cantantes murgueros, dos diferentes tríos de percusión que iban entrando y saliendo del escenario según la canción se sumaron a un conjunto musical de verdadera proeza.
Pasadas las 21:30 con el escenario en tonos azules, el preludio voz en off dio paso a la entrada de los músicos. El artista Uruguayo se apropió de la escena con humildad y fue recibido con la ovación que amerita. Con la potente calidez de su voz grave, demostró autoridad escénica generando reverencia desde la primer canción: “Los futuros murgueros”, breve, alegre y acertada para empezar. “No se imaginan la inmensa alegría que tenemos de estar acá”, se sinceró Roos, más aún luego de las complicaciones que sufrió los últimos días en los que tuvo que postergar su concierto en Santa Fe por una aguda disfonía. También por el apagón de luz de la tarde de jueves que le impidió probar sonido, y hasta incluso estar al borde de quedar atrapado en un ascensor. Sobrepasando cualquier inconveniente, el show se llevó a cabo de manera impecable. Sonaron al comienzo “El hombre de la calle” y “Tal vez Cheché”, tema con ánima de resurrección.
Jaime Ross sabe mixturar los ritmos al momento adecuado. Candombe con murga, música negra, balada, trazos firmes de blues en temas como “Ésta noche”, y hasta tango. Así ocurrió con “Las luces del estadio”, con fuertes reminiscencias a Piazzola y Goyeneche, seguida por la sombría “Victoria Abaracón”. Levantando la peña sonó “Los olímpicos”, con aires de couplé murguero y de las más cantadas por el público rosarino. El artista invocó el recuerdo de Fontanarrosa, Marcelo Romeo y Sietecase, quienes lo acercaron Pepe Sasía, futbolista de Rosario Central a quien le escribió su canción. “Golondrinas” marcó un momento sublime calando luego más profundo en “Milonga de Gauna”, tema de la película “El sueño de los héroes”, basada en en la novela Bioy Casares, recomendada por Roos.
El brío murguero bien encendido volvió a cobrar vida en “Adiós juventud”, muy bien fusionada con la mítica “Cometa de La Farola”,. El retorno de uno de los artistas más reverenciados de la historia de Uruguay no es algo que suceda siempre, por eso no faltaron los temas imprescindibles como “Si me voy antes que vos”, que movilizó más de una fibra sensible precedido por el recuerdo a Mercedes Sosa. También hubo lugar para los lados B, perlas que casi nunca sonaron en la radio, como “Good Bye” y “Lluvia con sol”. Aproximándose el primer final, desde sus asientos los rosarinos bailaron “Nadie me dijo nada”, de sus temas más simples y recordados. “Brindis por Pierrot” marcó otro momento cumbre en el que se destacó su generosidad al dejarla en manos de uno de los murgeros primos. “Que el letrista no se olvide” y “Colombina”, obligada para el cierre, pusieron de pie a todo el teatro que despidió al artista con respetuosa ovación.
El icónico músico volvió al escenario con todos sus músicos, pidiendo un falso permiso para homenajear a su bandera en “Cuando juega Uruguay”. Otro de los bises más aclamados desde la primera nota fue “Amor profundo”, bien añejada y fresca. “Durazno y Convención” fue la última, con los músicos en el escenario se tomó su tiempo para presentar a todos y cada uno de los más de veinte que lo acompañaron. Jaime Roos demostró su solidez de una forma genuina y movilizante. “Que no se vaya nunca más la retirada” reza uno de los temas, sembrando el deseo de que no tarde tanto en volver a Rosario.
Lucas Rivero
FOTOS: Ph Cecilia Córdoba/ All Press Producciones