Koino Yokan y Cruzando el Charco se presentaron en las Noches del Lunario
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El rock se hizo rogar apenas unos días, postergado por la tormenta. Aún así y contra todo pronóstico, las bandas pisaron en Anfiteatro con gran convocatoria y canciones que emocionaron a los rosarinos
El entusiasmo acumulado del viernes se trasladó al día lunes, luego de la postergación a causa de la tormenta. El anfiteatro estuvo repleto de punta a punta con una multitud que cantó a los gritos cada tema de ambas bandas consagradas y en ascenso. Una noche ideal en materia climática y fervor generalizado, lo suficiente como para que un lunes se perciba como un sábado. Si bien todas las edades concurrieron al Anfiteatro, la gran mayoría bordeaba los 25 entre una marea adolescente. Koino Yokan salió al escenario cerca de las 21:45. Melifluo, sublime y desprovistos de pretensiones, brindaron un show compacto de más de una hora.
Cantos recurrentes al amor y desamor con algunas perlas que aluden a la resiliencia. Desde la calidez y la simpleza de su sonido, los dos Integrantes de Koino Yokan se pararon en escena sin nada que demostrar y con el afán de cantar al unísono temas como “Lejos de todo”, “Para vivir mejor”, “Aunque solo sea una”, “Lo que hoy quieras” y “Lo azul de mi”. El comienzo fue con “Cambiando la mirada”, tal vez el tema más significativo del dúo, escrita por el cantante a su hijo recién nacido. Sonaron algunas recientes como “Ey” y otras de antaño con “Todo el día así”, en solitario y evocando sus comienzos. También hubo lugar para la power ballad en “La trampa” y “Me siento en primavera”, para el baile con “Es tan fuerte” y el reggae en “Al brillo del amanecer”, de las más cantadas por el público. Con sentida gratitud se despidieron con lo esperable: “Me diste la espalda” y “Cada letra que escribo”, en una noche a la que le quedaba mucho más por recorrer.
Cruzando el Charco desató la euforia de todos los rosarinos, con un sonido arrollador y una cuidada estética en pantallas que ilustraba cada tema, se vieron autopistas nocturnas en “La última carta” y girasoles en “Cambiando de color”. Con la humildad de los que se hacen de abajo, y la grandeza de una sólida banda, los platenses fueron recibidos con ovación desde el primer acorde de “Cada error”. Fieles a su esencia de banquéanos de la urbe, con recorrido y sin perder la sonrisa, llevaron por lo alto su mensaje en temas como “Hoy”, “A mil”, “Puede ser” y “Soy”. Tampoco faltaron hits como “Lo nuestro tiene magia” y “El verano”, que vibraron con estridencia. El momento más íntimo y de traje acústico estuvo en manos de “Roto”. Aún así las más cantadas fueron “El trato” y “Porque”, de Floricienta, el más inusitado de la historia de los covers. Un duelo de batería y percusión desembocó en “Dueños del ritmo” que contrastó con la emotividad nostalgiosa de “Volver a nacer”. Para los bises, se escucharon “Para mucho más”, consagrando uno de los momentos más movilizantes de toda la noche, antes del final con “Terminales”. A las Noches del Lunario aún le quedan varias fases.
Lucas Rivero