La Vela Puerca en Rosario: el encanto de lo atípico
La banda uruguaya dio un giro renovador de 180° en lo escénico y en lo musical, sin quebrantar su esencia y llevándola por lo alto. El Broadway estuvo repleto durante dos noches en una comunión musical que perdura desde hace décadas
La Vela Puerca presentó ‘Envés’ las noches del viernes y sábado en el teatro Broadway. La experiencia de las bandas de rock en un concepto para teatro, son indicador directo de una maduraez musical, que continúa en su afán exploratorio más allá de la consagración. Ésta nueva aventura lejos de ser pretenciosa, honra su discografía en su totalidad. Lejos de los hits se ponen en valor algunas canciones que parecían olvidadas y cumplieron los deseos postergados de fanáticos de antaño, que cantaron todos los lados B como si fueran clásicos. Éste formato no intimido en lo más mínimo a las tropas veleras que cantaron a los gritos y con toda euforia desde el minuto cero del concierto. La banda se oye sólida y audaz, luciéndose los vientos y conviviendo ahora también con cuerdas. Los uruguayos tienen la autoridad escenica suficiente para prescindir del cliché y jugar con su repertorio. Desde lo estético también venía la apuesta. A las 21:20 subió el telón con un breve preludio sonoro de animales del bosque, y al instante se pudo ver sobre el escenario a los músicos en el corazón de un bosque colorido, con diferentes capas de hojas logrando un efecto tridimensional.
Dos horas y cuarto de la esencia más pura de La Vela Puerca se hizo presente el el Broadway. El tema de inicio dio la señal de que el show sería alejado de lo habitual. “Frági” es la rock ballad de la banda por excelencia, y fue recibida por el público con el entusiasmo esperado para el comienzo. ‘El impulso’ inicial fue dado por canciones de éste álbum como “Su ración”, “Sanar” y “Hoy tranquilo”. La estridencia de los vientos llevó catapultó a “Se despierta”, dando paso después a dos perlas del disco ‘Destilar’: “La nube” y “Atala”. Cebolla sabe ser el cómplice directo de la voz líder de el Enano, y se lució más aún en temas como “Lo pactado”, “Caridad” y “La madeja”. Los momentos de mayor intimidad no tardarían en llegar y se consustanciaron mejor con el concepto. “Dice” fue una de las más emotivas, de comienzo con guitarra acústica y con un poderoso solo de trompeta. Luego de “¿Ves?”, se concretó la oportunidad perfecta de vestir a los temas con otra ropa.
Violoncello y violín se sumaron a La Vela Puerca para resignificar canciones como “Contradecir”, “En el limbo”, “Si fuera por mi” y “3 minutos”, introspectiva y evocando a la “mortal fragilidad”. Después de “A lo verde”, el teatro entero se puso de pie durante “Clones”, seguida por “Velamen”, los hilos punk de “Cada palabra” y la encriptada “Los reyes de los buzones”, que formó para de un EP hace diez años. Para oxigenar y menguar la energía, el Enano se sentó con guitarra en mano para una sentida versión de “Respira” y luego llamó nuevamente a las cuerdas para “Solo un paredón”, “Hoy” y “Para no verme más”, dejando caer el telón a fuego lento. Arengando al regreso de la banda, el público cantó a los gritos temas como “José sabía” como parte de la mística en comunión que aguardaba los bises. Con el escenario teñido de verde sonó “Mi semilla”. Saliendo de los lentos y evocando canciones de antaño, se escuchó “El bandido salto de mata”, y cerca del final “Soldado de plomo”.
El público cantó el nombre de la banda durante el instrumental de “Vuelan palos”, de los pocos clásicos que se oyeron y tampoco hicieron falta. El violín y el violoncello mantuvieron la fuerza de la canción aportándole frescura y novedad.‘Festejar para sobrevivir’ es uno de los tantos lemas que sostiene la comunidad velera, que se prepara para celebrar los 30 años de la banda sobre los escenarios.
Lucas Rivero
FOTOS: Ph. @bpb_studio