Lali atendió al demonio en Rosario

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La cantante asombró a la ciudad con un show icónico y provocador en Metropolitano. Durante dos horas y veinte hizo delirar a miles de fanáticos

La energía descomunal de Lali es parte de su esencia que también contagia. El show que brindó la artista está a la altura de una figura consolidada, reticente al conformismo, y que ya no persigue el hit sino que hace clásicos, tal como lo indica en el reciente tema “33”. En su etapa más aventurera y experimental con una guiño directo y atrevido hacia el rock, Lali conquistó a Rosario desde el minuto cero. Pocos artistas brindan un show tan extenso, escapando a viejos hits e incursionando en nuevos generos. Pocos despiertan la euforia que desató la cantante en sus fans, incluso algunos acamparon días bajo la lluvia. La espera valió cada segundo para estar al borde la la valla y estar a centímetros de su ídola, que bajó y se acercó a su público en temas como la obligada “Ego” y “Motiveishon”. Con dos pantallas inmensas en los costados doblando en un extremo interior y una parafernalia de luces robóticas, el show estuvo lejos de lo predecible y de una fórmula convencional. Con pocos efectos especiales y sin opulencia forzada, pudo lucirse el cuerpo de baile con absoluto esplendor, acompañados con solidez por cuatro músicos que sonaban como toda una orquesta. Más austero que otras veces, pero nada sencillo.

 A las 21:15 se apagaron las luces y Metropolitano, colmado de un extremo a otro, estalló en un solo alarido. Con un preludio de imágenes alusivas al leit motiv del nuevo álbum, sonaron las primeras notas distorsionadas de “Lokura”, que mostró a Lali entrando por la parte alta del escenario, y descendiendo las escaleras centrales para cruzar la pasarela, con la autoridad reverencial de una verdadera ama. “Sexy” y “Tu novia II” continuaron el concepto en la gira de “No vayas a atender cuando el demonio llama”, fusionados por algunos éxitos del disco anterior como “2 son 3” y “N5”. Cada estrofa fue cantada a los gritos por sus fans rosarinos, inclusive las partes habladas. Las coreografías fueron más exigidas que otras veces, y destacaron la destreza de los bailarines y de la cantante, quien también llegó a lo alto de su capacidad vocal en “Obsesión”. Con soltura y vestida de color champagne, se apoderó de la pasarela con “Diva”, para luego sentarse en las escaleras del escenario central para la melancólica “Morir de amor”. El set lo completó “33”, con Dillom en pantalla y una interpretación visceral.

 “Quienes son?”, continuó desatando el fervor del público, que recibió con ovación la voz de Moría Casan introduciendo el tema. Haciendo gala a la polémica y resignificandolo desde el humor, la cantante utilizó el recurso sin entrar en un terreno hostil. “KO”, “Baum Baum”, “Cómprame un brishito”, desembocaron en “Ahora”, donde la artista brindó una sensual coreografía en una silla Fosse. De regreso al escenario, de  vestido largo con brillantes, se escuchó “Boomerang”, de las más esperadas y cantadas de la noche, seguida de “Incondicional” y “Perdedor”, mostrando su  costado más sentimental al igual que en “Corazón perdido”. Junto a su guitarrista se vivió en momento más íntimo y despojado, al borde de las escaleras y con mayor cercanía a sus fans para interpretar “No hay héroes”. En contraste a las baladas, Lali volvió tras un breve interludio para hacer bailar al público en temas como “Mejor que vos”, “Histeria” y “Como tú”. Con un turbante que le cubría el rostro se introdujo “1Amor”, con una resonancia a la estética de Madonna. “Sola” continuó con el setlist en un recorrido a contraluz.

 “Soy” fue la canción acertada para homenajear a la cultura LGBT+, con look de lentejuelas, drags en escena y una estética arcoíris en pantalla. En una versión extendida que incluyó pasos ballroom, subió un fan al escenario, producido con gran empeño para bailar con la artista. “Feliz orgullo, siempre”, exclamó Lali al finalizar el tema. Cerca del final sonó la infaltable “Disciplina”, acompañada de un pogo que iba incrementado su intensidad. “Plástico” y “Fanático”, coronaron una noche arrolladora a la que aún le faltaban los bises. Luego de “Pendeja”, la artista se mostró emocionada y agradecida pidiéndole al público rosarino: “que no pase mucho tiempo para volver a encontrarnos”. La festiva y liberadora “No me importa”, marcó el final del show, sin bailarines y con Lali abajo del escenario saludando a sus fans. El verdadero artista es el que provoca con un sentido y un mensaje, el propone y es impredecible, y Lali redobla la apuesta.

 

Lucas Rivero

FOTOS: PH Diego de Bruno (@diegodebruno)