Lali deslumbró en Rosario con un show arrollador, político y cercano

Lali Espósito encendió el Metropolitano de Rosario este sábado con un show que combinó hits, energía desbordante, posicionamiento político y una conexión genuina con su público. La gira “No vayas a atender cuando el demonio llama” ratificó su estatus como ícono del pop nacional.
Con entradas agotadas y una fila de fans desde días antes, el espectáculo fue una fiesta que duró más de dos horas. Desde la apertura con “Lokura” hasta el cierre explosivo con “No me importa”, la artista entregó una performance visual impecable, acompañada por coreografías intensas, proyecciones potentes y una puesta de luces que mantuvo en alto la emoción.
Durante “Soy”, Lali subió a un fan al escenario que rompió en llanto al abrazarla. Más tarde, en “Motivashion”, se tiró al público en un gesto de entrega total. Uno de los momentos más potentes de la noche fue cuando desde el público por iniciación propia se escuchó el canto colectivo: “Milei basura, vos sos la dictadura”, que Lali acompañó con una sonrisa cómplice, reafirmando su postura frente al contexto político actual, pero sin arengar o decir alguna palabra al respecto. La contestación de Lali es a través de su canciones.
El evento también dejó tela para cortar en lo económico: una botella de agua costaba $6.000 y una lata de cerveza Quilmes, $8.000. Aun así, el predio contó con puestos de hidratación gratuita. En lo personal, Lali estuvo acompañada por su hermana y su pareja, Pedro Rosemblat, quien fue reconocido por muchos entre el público.
Tras el show, la jornada no terminó ahí. Lali eligió relajarse en el bar rosarino Casa Brava, donde fue recibida con calidez y buena vibra. Fans y trabajadores del lugar compartieron el momento en redes sociales, reforzando el vínculo cercano que la cantante mantiene con su audiencia y con cada ciudad que visita.
La noche en Rosario dejó en claro que Lali es mucho más que una estrella pop. Es una artista íntegra, valiente, y un faro para quienes buscan arte con identidad. El Metropolitano vibró con ella, y el eco seguramente seguirá sonando por mucho tiempo.