Las Pastillas del Abuelo en el Anfiteatro: Fuerza, locura y (nuevos) desafíos
La icónica banda se presentó en Rosario con un show de dos horas, en el que recorrieron sus hits y algunas otras de su repertorio de más de veinte años
“La creatividad” fue la acertada para comenzar cerca de las 21:25. En contexto de ‘Crisis’ donde los recursos algunas veces no abundan, el ingenio y ‘la experiencia’, empuñando el estandarte de la música, son armas para la supervivencia. Así mismo el ánimo de compartir y celebrar. Para todas las personas que agotaron las entradas del mítico recinto del Parque Urquiza, cuando más hostiles son las circunstancias, cualquier canción de Las Pastillas del Abuelo bastará para sanar o, al menos, para acompañar. Por eso las banderas y los grupos convertidos en familia se acercaron a Rosario siguiendo a su banda, también a lo largo del país, y un poco más allá. Con la misma energía que en el reciente Ferro, los casi diez músicos demostraron solidez y profesionalismo en escena, contagiando el goce de encontrarse para cantar unísono con los rosarinos que los esperaron por varios meses. Con pantalla horizontal de fondo ilustrando a tonos grises, sonó al comienzo “Hasta acá nos ayudó Dios” seguida de “¿Me juego el corazón?”, donde reverberaron los vientos y se lució el recitado de Piti Fernández, vistiendo remera de espiral rollinga en el centro del escenario.
“Rompecabezas de amor”, en el mismo tenor y con gama de azules en el escenario, dio paso a la chacarera “Perdido”, de aquellas perlas muchas veces olvidadas que algunas veces relucen en vivo. “Fuerza, locura y libertad”, tal vez la frase más tatuada de Las Pastillas del Abuelo, vibró a la altura de lo que reza su título y lo que significa para sus seguidores. En canciones como “Amar y envejecer” se genera un clima ciertamente litúrgico, convertiendose en una de las más emotivas de la noche, similar a lo que ocurre con “¿Dónde esconder tantas manos?”. Tras una versión distorsionada de “Interpretación”, donde el cantante recorrió lado a lado del escenario, el homenaje más sentido a Maradona con “¿Qué es Dios?”. Todos los temas fueron cantados con ganas por el público, pero “Desde la postura” fue gritado, casi con rabia, llegando así a un momento cumbre del show.
“Siempre una fiesta Rosario”, expresó el cantante de pcoas y justas palabras, luego de “Inercia” y precediendo a modo de dedicatoria la balada rockera “La Rosarina”, que se resignifica y se enciende mas cuando la tocan en la ciudad. Los vientos llegaron a su punto más álgido con “Ama a quien llora por ti”, de las primeras de Las Pastillas muy bien añejada. Al igual que “Loco por volverte a ver”, readaptada en versión reggae y dulce, con medusas enormes de fondo. De la misma forma, en pantalla buceaba un astronauta cromado ilustrando “El favor”. Luego “Incontinencia verbal”, reciente de ‘2020’, y “¿Qué hago yo esperando un puto as?”, fueron desembocando en el final del recorrido con las infaltables: “Tantas escaleras”, “Otra vuelta de tuerca”, “Enano” y “Ojos de dragón”, muchas veces pedida. Pocas palabras y gestos por parte de la banda, es suficiente para demostrar una auténtica gratitud. También los bises. Con una dosis de rock and roll ska en “¿Qué pretendo no saber?”, el público hizo su último pogo antes de “Viejo karma”, otra de las más preciadas por los ‘pastilleros’. Los ‘desafíos’ para ésta banda que marcó una generación nunca desaparecen, por eso siguen vigentes componiendo y llenando estadios. ‘Con la locura como estandarte’ queda una ‘vuelta de tuerca más’.
Lucas Rivero
FOTOS: @cecicordobaph