Las Pelotas en La Sala de las Artes: “Rosario, ciudad de victimas del cielo”
El emblemático grupo rock liderado por Germán Dafunchio, entregó un show de más de dos horas y cuarto. Sin necesidad de reviente, de forma genuina y celebrando a Luca Prodan, regresaron por lo alto a la ciudad.
“Personalmente creo que todo ésto es una locura”, cantó Germán Dafunchio, frontman y voz líder, abrazado a su público casi saltando la valla. Casi ningún artista tiene ese nivel de proximidad y contacto auténtico. Lo mismo ocurrió en temas como “Cerca de las nubes” y “Como se curan las heridas”, en los bises. Despojados de egos y grandilocuencias, amparados por la grandeza y solidez de una extensa trayectoria, Las Pelotas apostaron a un setlist renovado, en su mayoría más calmos que fueron recibidos con entusiasmo, protegiendo energía para explotar al final. La gélida noche fue vencida con el calor humano. A las 21:21, hora espejo invocando señales divinas, sonaron los primeros acordes de “La cuerda”, tal vez una de las menos familiares para el grueso de los asistentes pero atesorada por sus más adeptos fieles musicales. Mitigando la crudeza sonaron “Qué podes dar?”, “Tormenta en Júpiter”, “Al final qué somos”, “La mirada del amo”, y una movilizante versión de “Victimas del cielo”.
Acompañado en agudos y sentado, interpretaron algunas que estuvieron ausentes el año pasado en el Anfiteatro durante su última visita: “Sombras” y “Pasajeros”. Luego de “Ya lo sabés”, se escuchó “Es clara”, reciente y muestra del nuevo material que se viene. Con guiños al reggae interpretaron ”No me acompañes”,“Transparente” y “Solito vas”, donde los vientos pudieron lucirse aún más. La melodía más cantada con la mística que menciona a la banda fue “Si supieras”, seguida por la recordada “Hawaii”. Las Pelotas conservan la potencia del comienzo e inclusive la intensifican, les queda muy bien recintos con La Sala de las Artes, que recuperan la mística del viejo Dixon, y hasta de Cemento en la capital porteña. “Escondido bajo el brazo” continuó en la extensa noche, seguida por “Veoyover” y “Hasta el fondo del río”, con referencias a la actualidad. Mariana Pellegrino fue una de las invitadas ilustres, donde la voracidad y el revoleo de su abultada cabellera acaparótemas como “Nadie fue” y “Sin hilo”, bien amalgamada con la bajista.
“Muchas mitos” comenzó a palpitar el final junto con una explosiva versión de “Día feliz”, que siempre funciona a modo de desahogo por parte del público. El insólito (y falso) final se cristalizó con “Sueños de mendigos”. Para regresar unas tres veces más a escena la elegidas fueron “Cuando podrás amar” y “Será”, mega hit por antonomasia. En un nuevo y último retorno, fuera de lo planeado, se rindió homenaje al mítico Luca Prodan en el aniversario de su muerte. “Mañana en el Abasto”, fue una acto de invocación inusitado que provocó un momento cuasi litúrgico, seguido por otra molotov de Sumo: “El ojo blindado”. Qué forma más acertada de reivindicar a Luca Prodan que un pogo salvaje. El final fue refulgente, con las luces en “Shine” que dejó a los rosarinos cantando el estribillo a los gritos a modo de plegaria, como ‘esperando el milagro’.
Lucas Rivero
FOTOS: @cecicordobaph