Los Cafres se reencontraron con Rosario celebrando tres décadas de puro reggae

Los Cafres regresaron a la ciudad y demostraron que su música no envejece. Más de dos horas de show, localidades agotadas, profesionalismo y pura entrega llevando el reggae como estandarte a lo largo de más de treinta años.

La Sala de las Artes explotó de rosarinos con ansias de volver a ver con la icónica banda durante el fin de semana. Desde antes de la apertura de puertas ya había más de dos cuadras de fila en una noche donde imperaron las bajas temperaturas. Sus seguidores esperaron con expectativa hasta las 21:20 cuando toda la banda se apoderó del escenario desde el primer acorde. Con una introducción instrumental que recuperaba melodías de sus temas más conocidos, a modo retrospectivo, comenzó la celebración  de éstos treinta años de música. Guillermo Bonetto irrumpió bailando al escenario, con liviandad como si flotara dando un dulce comienzo con “Muia”. El inicio estuvo trazado por la calma meliflua que provoca el estilo Cafre en canciones como “Prefiero” y la casi reciente “Acto salvaje”.

La cercanía al público fue instantánea y genuina, el cantante admitió en más de una ocasión la alegría que les generaba volver a verse con la ciudad del ‘Capitán Pelusa’, canción que podrían haber cantado al igual que “A pesar”, que tampoco estuvo en la lista. “El silencio” y “Cómo ver?” sostuvieron la atmósfera inicial para desembocar en un escenario completamente azul con “Duro remedio”. Algunos de los temas más bailados y coreados de todo el show fueron los inflatables “Sinsemilla”, “Aire” y “Tus ojos”. De los más inusuales en la lista de Los Cafres sonaron “Barrilete” e “Imposible”, dando paso a “Una perla en mi vida”, uno de los temas más apreciados por sus fans. Si bien toda la banda demostró solidez y versatilidad, el saxo se lució también en varios momentos del recital, sobre todo en temas como “Órbita de amor” y “Secreto mío”.

Un momento de intimidad siempre es necesario y bien recibido, así sucedió con el inicio de “Sigo caminando”, con Guillermo Boneto sentado al borde del escenario entonando una letra con marcadas zonas de profundidad. Después de “Momento” la energía del público comenzó a aumentar junto con la euforia acercándose el final con “Dale” y “De mi mente”. Una ráfaga de bises  irrumpió luego de unos minutos de cantos de fieles seguidores.  “La naturaleza” y “La flor” sonaron una tras otra sin stop unidas a “Si el amor se cae”, mega hit de Los Cafres por antonomasia. El final estuvo marcado por “Casi que me pierdo” y “La receta”, acostumbrada para el cierre a modo de ritual. Se sintió la ausencia de “Bastará”, pero tampoco se la extrañó demasiado. Los Cafres tienen una trayectoria lo suficientemente prolífica y un extenso repertorio como para prescindir de cualquier hit radial, tal como a muchos artistas les ha sucedido en algún momento. Rosario fue empapada por el reggae de la banda que hizo honor al significado de su nombre que proviene del árabe, y significa “brutal en el más alto grado”, la brutalidad desde lo profundo y perenne de la dulzura.

Lucas Rivero

FOTOS: @cecicordobaph (Cecilia Córdoba). / Allpress Producciones