Luciano Pereyra volvió a Rosario con un show impactante
                El cantante emocionó a varias generaciones durante dos noches en Metropolitano, con un repertorio aggiornado y su esencia inamovible
“Te sigo amando” es el nombre de éste tour y del nuevo álbum que pronto verá la luz, en alusión directa a los casi treinta años en los que mantiene un vínculo con sus fans que se renueva y resignifica en cada show. El profesionalismo, la autoridad reverencial en el escenario y la destreza para conquistarlo, solidifican aún más el carisma y el don natural de su voz que aún conserva la cadencia de su génesis folklórica, por más que el artista haya virado el timón hacia un estilo pop más personal desde hace tiempo. Una hora y cuarenta y cinco bastó para compactar las baladas y los temas más movidos de un extensa trayectoria que aún promete un ascendente recorrido. Madres, hijas, abuelas, cantaron al unísono cada estribillo entre un público 70% femenino. La puesta en escena no daba respiro, si bien respondía a la matriz de un concierto tradicional, la opulencia de colores y la tecnología de última generación en materia de iluminación y pantallas generaban ilusiones ópticas dignas de asombro. En dos noches repletas, Luciano Pereyra hizo bailar y también llorar a su gente, que vibró con la entrega y el encanto de uno de los artistas más influyentes de la música nacional.
A las 21:15 el público desató su primera ovación al apagarse las luces, desde las penumbras y con un leve halo entre la humareda, el cantante pisó el escenario con camisa estampada de satén y su sonrisa más genuina. La gente no tardó en ponerse de pie con “Ahora resulta”, “Voy a brindar” y “Una mujer como tú”, tres canciones movidas para dar inicio a una noche para dejarse conmover. “Ojalá mi garganta esté a la altura de todo lo que ustedes me brindan. Gracias Rosario por tanto amor”, expresó el artista. El comienzo concitó las luces en las canciones más recientes, como la balada “22 de marzo”. Con guitarra en mano dio paso a algunos clásicos como “Sin testigos”, pasando por la fuerza melódica de “Es mi culpa”, la veraniega “Que suerte tiene él”, y una infaltable chacarera. “Chaupi corazón”, con la que rindió homenaje directo a las raíces patrióticas con el sol de la bandera asomando en pantallas en combinación con celeste y blanco. Los carteles con las manifestaciones de cariño más insólitas de sus admiradoras no podían faltar. Entre los más destacados se encontró uno que rezaba: ‘Luciano sos mi permitido, que no se entere mi marido’.
“Enséñame a vivir sin ti” puso a cantar a todo Metropolitano, con el artista espejado en la emoción de su público. El costado más seductor no tardó en asomar y cobró mas presencia en “Eres perfecta” y “El vestido rojo”. Tal vez hubo más canciones bailables que lentos, lo cual no es algo esperable de un show de Luciano Pereyra, pero sí destacable ya que se aventura a una propuesta que intenta alejarse de lo predecible. Aún así, la prioridad es clara, y es complacer el pleno disfrute de su gente. Así como de regreso al escenario con camisa negra con brillos, entregó una potente versión de “Quédate conmigo”. Manifestando una sentida gratitud a todos los fans que lo acompañan desde sus inicios, entregó “Te sigo amando”, respondiendo al leit motiv del espectáculo. “Resulta más fácil cantar una historia que contar una historia”, confesó Luciano dando lugar al momento más movilizante de la noche, que estuvo en manos de “Mi primer amor”. El cantante la dedicó “a todas las madres de Rosario que están ésta noche”.
A solas con la multitud, el artista mostró su costado más íntimo, visceral y resiliente con “Tu mano”. Entre lágrimas y aplausos de pie era necesario acelerar el ritmo, así que dio un shock energético con “Me gusta amarte”. Las baladas fueron cruciales y lo más virtuoso es que Luciano Pereyra las canta en el mismo tono. “Porque aún te amo” y fragmentos de “Perdoname”, “Seré”, “Tu dolor” y “Cuando te enamores”, pusieron a cantar con los brazos en alto al público rosarino. “Si no es muy tarde” fue una de las más esperadas y llegó sobre el final. El escenario se convirtió en un estallido de colores fluorescentes para un último mix de cada una de los temas anteriores a ritmo de cumbia, incluida “Si te vas”. De regreso con un único bis, Luciano volvió a desatar euforia con una potente versión de “Como tú” mientras se despedía entre lluvia de papeles blancos. Las canciones funcionan como un antídoto reparador, desde la catarsis, los gritos o las lágrimas. En su faceta folklórica, con lentos o en una versión más bailable, Luciano Pereyra ha sabido reinventarse sin traicionarse a sí mismo.
Lucas Rivero

                        

