Miranda en Rosario: El pop nunca muere
El ‘dúo pop melodramático’ brindó su concierto más convocante en la ciudad. Durante una hora y cuarenta sonaron una ráfaga de hits acompañados de una puesta en escena a la altura de un grupo icónico.
Ellos tienen el don. El de permanecer, aggiornarse y no perder su esencia ni el agudo registro de sus voces, fácilmente reconocibles para varias generaciones. Hace unos veinte años, Miranda generaba la controversia y escozor que en su momento suscitaban grupos como Virus, Vida e Hojas del Roque Enrrol o Tan Biónica más adelante. Una especie de fenómeno con grandes adeptos o acérrimos detractores. Hoy día esa línea divisoria se desdibujó para instalar la diversidad y abrazarla. Un público variopinto de familias y grupos de jóvenes, hombres y mujeres de las más diversas edades, bailaron y cantaron casi todos los temas en ritual de celebración. Metropolitano estaba colmado y el Hotel Miranda preparado para abrir sus puertas. La estética conceptual estaba ciudada tan al detalle que desde la previa se percibía que algo atípico, fuera de un concierto convencional, estaba por ocurrir. Varias canciones fueron reversionadas a modo instrumental al estilo del soundtrack de los aeropuertos, hall de hoteles o algún all inclusive, para entrar en ambiente.
Cerca de las 21:30, con ovación a oscuras y sin hacerse esperar, la dupla electropop acoparó con glamour el escenario con los primero acordes de “Ya lo sabía”, seguida de “Nadie como tú” y “Lo que siento por ti”. Tres odas al amor romántico juvenil con el vampirezco look de capa negra con lentejuelas y forraje de satén rojo. Sin interrupciones se acopló la relativamente reciente “Luna de papel”, seguida por el rostro de Calamaro a tonos grises en la pantalla cantando las primeras estrofas de “Tú misterioso alguien”. La nostalgia de los 2000’s comenzó a tomar terreno, se evidencia con la seguidilla de shows que brindará Flor Bertotti en el Movistar Arena y con la segura llegada de Rebelde Way luego de Israel. Lo mismo repercute en grupos como Miranda o Babasónicos, que si bien captan a nuevas generaciones, son mas convocantes hoy día que durante el lanzamiento de sus hits. Reforzando ésta idea, en las pantallas se ilustraban diseños del recordado Windows 98 durante temas como “743”, y luciendo largos trajes de satén azul con vuelo giratorio en “Puro talento”. Luego de “Cálido y rojo” y “Dos”, grabada hace meses con Dillom, se dieron el lujo de tocar algún Lado B, aquellos que no fueron hit, como “Para olvidar tu amor”.
De blanco impoluto, con Emilia Mernes de fondo, los rosarinos cantaron “Uno los dos” acompañando la emoción a Ale Sergi y Juliana Gattas. El momento de las baladas se marcó con “Extraño” y “Perfecta”, elevando la potencia con “Prisionero” y “Hola”. Para oxigenar y amenizar la energía del concierto, solos con su guitarra en medio del escenario, crearon intimidad con su público. “Lejos de vos” y la movilizante “Hasta hoy”, perla escondida de ‘El disco de tu corazón’, encendieron las luces de los celulares por lo alto. Minutos después, a brilló refulgente con el despliegue de bailarines acompañando con destreza, sonaron “Yo te diré”, “Traición” y la ‘magistral’ “Ritmo & decepción”. De un soplo y acercándose el final, sonaron sin stop “Mentía”, “Fantasmas”, “Enamorada”, y la imprescindible “Don”, donde ‘la guitarra de Lolo’ (en espíritu) fue nombrada a gritos. Lluvia de papeles blancos para coronar una auténtica fiesta. ‘Sin restricciones’ e impredecibles, con sus opulentos chalecos de plumas amarillas, se escucharon las últimas dos: “Por amar al amor” y “Romix”, evocando su génesis. Entre flashes y euforia, estímulo constante y profesionalismo, Miranda demostró por qué el pop es invencible.
Lucas Rivero
FOTOS: @phluisfrontini