Para cosas buenas: Erreway en Rosario

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La nostalgia de los dosmiles dejó huella en un Metropolitano repleto que cantó a gritos durante más de dos horas y diez, todos los hits un grupo crucial para la banda sonora de toda una generación

 Erreway cumplió con su misión. Así lo anticipan en “Para cosas buenas” durante los bises debajo del escenario y en contacto directo con sus fans eufóricos. Varias generaciones se encuentran aunados por las canciones de Rebelde Way, que mutó en un trío para su regreso. Luisana Lopilato no pudo ser parte de la partida por compromisos cinematográficos, aún así estuvo presente en pantallas durante menos de un minuto en una interacción pregrabada. Si bien es y será parte indiscutible del grupo ad eternum, Benjamin Rojas, Felipe Colombo y Camila Bordonaba, de regreso a los escenarios y a la masividad, demostraron que el legado de la generación Cris Morena trasciende a los nombres y figuras. “Juntos otra vez” se titula éste tour, que recibe a un público +30 que integra a una fauna adolescente y veinteañera  que disfruta del show como si hubiesen nacido antes del boom Erreway. Las fan actions fueron clave: una marea de gorros rojos, cientos de uniformados con las chombas del ‘Elite Way School’ o con camisa blanca y corbata roja, el dress code no iba a fallar ante un regreso tan anhelado.

 Quienes atravesaron la adolescencia en los dosmiles abrazaron éste reencuentro con una parte de su vida, apartada de la vorágine adulta y en un mundo más hostil de lo que mostraban las novelas de Cris Morena. Las canciones no se oxidan y hay resonancias que atraviesan la fibra más sensible, provocando desde los alaridos más desgarrados al cantar alguno de los temas más conocidos o una efusión de lágrimas, como en “Resistiré” cerca del final. Un. gran despliegue escenografico con tres inmensas pantallas y plataformas altas junto a otras dos a los costados transmitiendo el show, aunque sin pasarela como en Buenos Aires. Muy bien acompañados por lo que Felipe Coñombo definió como “la mejor fuckin’ banda del mundo”, incluidos vientos y coros, todo bajo la dirección del músico Willy Lorenzo. A las 21 horas, con prusiana puntualidad, se observó en la pantalla central la ventana de Windows ‘98 cargando un archivo, jugando también con la estética del MSN. Con mayor agilidad que el Internet de aquel entonces, tras el apagón se mostraron emotivas imágenes en un preludio retrospectivo. En la cima de la escalera central, el trío apareció precedidos por una opulenta llamarada de humo con “Girar”, canción estreno demostrando que aún hay más para proponer.

  ‘¿Qué es la historia sin memoria?’ cantaron con pañuelos blancos en alto con la emoción por delante en “Memoria”. Previamente, el golpe nostálgico no tardó en llegar con “Rebelde Way”, desatando más aún sus voces que amalgaman la esencia sonora del grupo. Desde el inicio Felipe Colombo recordó: “Rosario fue primer el lugar fuera del Gran Rex que elegimos para tocar”, a lo que Benjamin Rojas añadió: “Después de más de 20 años volvimos y estamos felices. Éste es nuestro presente, éste es nuestro tiempo para ustedes”. Luego de la esperada y movilizante “Tiempo”, un breve video interludio con halo mística, se pudo contemplar desde el extremo izquierdo del escenario el look elegante chic con traje de espaldas descubiertas de Erreway, que interpretaron “Solo se” desplazándose por el escenario en composé y con versatilidad. En la cima de las escaleras regalaron una versión fidedigna de “Que estés” seguida de “Dame”, poniendo al público a bailar a ritmo  disco de los setenta.

 Uno de los momentos más valiosos de toda la noche estuvo en manos de “Vamos al ruedo”, canción inmortal de Los Abuelos de la Nada, mencionando a Cachorro López y dedicada al emblemático Miguel Abuelo con su rostro en pantallas. Acto seguido, cada uno tuvo su instante a solas con el público rosarino que los recibió con ovación y sin distinciones. Camila Bordonaba presentó a Felipe Colombo como “nuestro Latin Méx”, que despertó suspiros con “Te soñé”. Luego, Benjamin Rojas con guitarra en mano se lució con “Mi vida”, y expresó: “ésta ciudad para nosotros es inolvidable, nos ha marcado”. Camila hizo lo propio con vestido de trasmutador violeta en “Vivo como vivo”, desplegando su talento intacto luego de tantos años de introspección. La voz en off de Cris Morena se hizo oír en otro clip de imágenes donde expresó que “hacen falta los espíritus rebeldes”.

 “Será de Dios” dio inicio a la etapa íntima del show, en el que interpretaron una ráfaga de baladas que conmovieron a sus fans, cómo “Dije adiós” (con serpentina accidental mediante), “Amor de engaño”, “Dos segundos”, “Aún ahora” y “Me da igual”. La Love Cam se encendió y enfocó al público en un edulcorado trip romántico con “Asignatura pendiente”. Otro de los trazos más movilizantes de la noche ocurrió durante “Qué se siente”, dedicada a los inolvidables Hilda Bernard, Romina Yan y Arturo Bonin, quien supo interpretar al director Dunoff en Rebelde Way. La potencia de “Vas a salvarte” secó las lágrimas y recuperó el espíritu de exaltación. “Nada me detiene”, alcanzó el punto más rockero entre llamaradas de humo, llegando al pináculo del show con los esperado éxitos “Inmortal” y la insuperable “Bonita de más”.

Los bises no se hicieron esperar con “Para cosas buenas” y el power de “Será porque te quiero”. De regreso nuevamente, con cambio de look al cuadrillé en gama rojiza, las últimas páginas del reencuentrodel trío con Rosario estuvieron en manos de “Resistiré”, el lado B “De aquí de allá”, ilustrada con postales de la gira, y la imprescindible “Sweet Baby”. Entre una lluvia de papeles dorados Erreway se despidió de su público, que continúa resistiendo e insistiendo en un contexto más virulento, con la rebeldía latente,  y una melodía que resuena entre vibraciones y flashbacks de una generación atravesada por grandes esperanzas y destinos inciertos.

 

Lucas Rivero

FOTOS: Ph Diego de Bruno