Pasará 13 años en la cárcel por matar de un escopetazo a su vecino
Horacio Cardozo aceptó 13 años y 8 meses de prisión por el crimen de Iván Ojeda, un joven alcanzado por perdigonadas en el abdomen el 1º de diciembre de 2020
El tiro de escopeta partió de lo alto de una casa y mató a Javier Iván Ojeda, de 20 años, cuando volvía a su casa con un hermano. Por ese crimen de diciembre de 2020 en Gaboto al 4100, un vecino de la víctima fue condenado a 13 años y 8 meses de prisión en un juicio abreviado. Horacio Cardozo aceptó esa condena por disparar desde la planta alta de su vivienda luego de un altercado con un hermano del muchacho fallecido. Por el caso, un allegado al acusado que lo ayudó a escapar en moto había aceptado realizar tareas comunitarias.
La condena fue propuesta en un acuerdo abreviado entre el fiscal Patricio Saldutti, en suplencia de Gisela Paolicelli, y la defensa de Cardozo. El tribunal integrado por los jueces José Luis Suárez, Hebe Marcogliese y Facundo Becerra aceptó la propuesta y condenó a Cardozo, de 34 años, a la pena de 13 años y 8 meses de prisión por los delitos de homicidio agravado por el uso de arma y la portación ilegal de un arma de uso civil.
Javier Iván Ojeda tenía 20 años y un pequeño hijo. En los primeros minutos del 1º de diciembre de 2020 , cuando volvía a su casa del barrio Avellaneda Oeste junto con su hermano de 18 años, un vecino disparó un escopetazo contra los muchachos desde la planta alta de su vivienda de Gaboto al 4100 y los perdigones perforaron el pecho y el abdomen del joven. Mientras Ojeda agonizaba en la calle, el tirador se subió a la moto de un vecino y escapó.
“Estaba alcoholizado, drogado. Ahí se ve la botella de cerveza que le tiró. Se subió al techo de la casa y disparó”, contó entonces a este diario Micaela, la hermana del joven fallecido, mientras señalaba los restos del envase. “Lo mataron delante de mi hermano de 18 años que vio como le reventaron la panza de un escopetazo”, agregó.
Horas más tarde, la sed de venganza se apoderó de los allegados a la víctima y hubo tres balaceras contra casas ligadas a familiares del matador. Esa acción llevó a que Horacio Rubén C., de 33 años, se entregara ante la Justicia y desde entonces quedó en prisión preventiva.
En tanto Matías Ezequiel L., el vecino que lo ayudó a huir, fue acusado por encubrimiento agravado y quedó en libertad con prohibición de acercarse a familiares de la víctima. En diciembre pasado aceptó una probation que le impuso reglas de conducta por dos años y la obligación de realizar tareas comunitarias una vez por semana en una iglesia evangélica, además de donar 10 mil pesos al Hospital de Niños Víctor J. Vilela.
De acuerdo con la investigación fiscal, a las 23.30 del lunes 30 de noviembre de 2020, el hombre ahora condenado mantuvo un altercado con un hermano menor de la víctima, quien se encontraba en la vereda con un grupo de otros siete amigos con los que volvían de jugar al fútbol en un descampado cercano. En medio de la discusión, Cardozo rompió una botella contra el piso “en actitud amenazante” para luego entrar a su casa.
Un rato más tarde, cuando habían pasado cinco minutos de la medianoche, Javier Iván Ojeda y su hermano regresaban a su casa cuando desde la planta alta de la vivienda de Cardozo partió un disparo de escopeta. El joven de 20 años fue herido en la zona toraco-abdominal y falleció. El agresor escapó con la ayuda de un vecino en una moto Honda XR125. Lo trasladó hasta Avellaneda y Centeno, a unas diez cuadras del lugar del hecho, donde descendió de la moto y dejó que Cardozo continuara el escape solo.
La fuga no duró mucho tiempo. Es que esa noche, quienes serían allegados y conocidos de Javier Ojeda cometieron tres ataques a balazos en plan de venganza. Ocurrieron en un rango de 20 minutos y en un radio de seis cuadras. Fueron en Río de Janeiro al 2800, donde vivían la ex esposa y los hijos del acusado; en Saavedra al 5200, una vivienda del padre del acusado por el crimen, pero que estaba alquilada por una familia; y en Lima al 3200, donde según confiaron los vecinos balearon por error un quiosco cuya dueña resultó herida cuando el blanco era una casa vecina.
Dos horas después, el acusado pisó el hall del Centro de Justicia Penal para ponerse a disposición de la fiscal Paolicelli y en un allanamiento se secuestró la escopeta calibre 16 usada en el crimen por el que este miércoles se dictó condena.