Pimpinela emocionó a Rosario

El prestigioso dúo presentó su show “Siempre Juntos” en un recorrido de más de dos horas y veinte. Peleas inolvidables, lágrimas, profesionalismo y mucho más en un Metropolitano repleto.

Lucía y Joaquín lograron el privilegio que muy pocos artistas tienen en el mundo: una trayectoria sostenida de más de cuarenta años. Rosario fue una de las paradas más importantes de ésta gira suceso que los vio agotando localidades en el mundo entero. La destreza vocal de Lucía Galán es absoluta, muy bien amalgamada con la avidez compositiva de Joaquín. Ese juego entre música y teatro se volvió atemporal. En respuesta a la pregunta inicial del dúo, la mayor parte de quienes colmaron Metropolitano los veían por primera vez en vivo, y resultaba sorprendente el crisol generacional que cantaba a los gritos cada canción. Doce músicos en escena, cuatro bailarines y una pantalla inmensa con definición de última generación, construía una puesta en escena a la altura de un dúo internacional como Pimpinela. “Había una vez una familia” se leía en la pantalla cerca de las 21:30 horas, marcando el comienzo de su historia y un concierto imborrable. Con ovación de pie, los artistas entraron cada uno por un extremo y de punta en blanco, con la emotiva melodía de “Amor de hermanos”.

 La marea de carteles en el público dedicados a Lucía marcó el momento más movilizante de la noche. “Sos un ejemplo de coraje y esperanza para todos nosotros”, se elevaba la frase sostenida por los fans. La cantante expresó con emoción: “No soy ejemplo de nada. Siempre quise que me vieran como a una más de ustedes, que les pasan las mismas cosas”, y agradeció todas las muestras de cariño y apoyo mientras transitaba su recuperación. Esa misma emotividad sobrevolaba al show, más que en otra ocasiones. Los clásicos infaltables sonaron desde el comienzo, tanto los más movidos como “Esto no es amor”, “Yo que soy” y “Nunca mas, olvidalo”; y los lentos de los comienzos. Espalda con espalda, invocando la teatralidad del primer álbum, interpretaron “Vivir sin ti no puedo”, seguida de “Me hace falta una flor”, “Cómo le digo” y “Nunca más”. Las aclamadas peleas tomaron vigor en “Dímelo delante de ella”, “Ahora decide”, “Valiente”, “A esa” y “Ese estúpido que llama”. “Rata de dos patas”, glosario de insultos de Paquito la del Barrio, irrumpió de manera sorpresiva.

 Pimpinela canta en el mismo tono que hace más de cuarenta años, manteniendo el registro y con meticulosidad. Lo mismo ocurre con su entrega en el escenario. Sentados interpretaron algunos lados B de su trayectoria, muchas veces pedidos por sus fans. “Tu me prometiste volver”, “¿Por qué no puedo ser feliz?”, y “Aunque no sea conmigo” sonaron sin pausa. Siguieron “El cuento de nunca acabar”, “Si cada uno de nosotros” y “No necesito tu amor”. La “Buena Onda” alcanzó su pico más alto cuando se animaron a danzar con éste esperado hit, muy bien acompañado por el cuerpo de baile. Demostraron una cercanía al público en relación a otras veces. Un hombre y una mujer subieron al escenario para narrar tristes experiencias de amor, dando pie a “Se va, se va”, una oda a la superación. Después de “Mañana”, ilustrada con su videoclip en pantallas, Joaquín mostró su lado más visceral con “Mi vida”.

 Las lágrimas en el público se multiplicaron en “Siempre vivirás dentro de mí” dedicada a su madre María Engracia. “El amor no se puede olvidar”, fue una de las más cantadas del show, recordando a su padre. Con una extensa mesa y mantel italiano en el centro del escenario homenajearon a “La familia”. El punto cumbre de la capacidad vocal y actoral de Lucía Galán llegó con “Yo, la dueña de la noche”, inspirada en una historia real, que culminó con ovación de pie para la artista. Llegando al final y haciendo un guiño a la etapa más reciente, interpretaron “Traición”, “Cuando lo veo” y “Lloro”, su secuela con varios suspiros dedicados Benjamin Vicuña en el videoclip. La inoxidable “Olvídame y pega la vuelta” y “Amores que matan” marcaron el cierre del show. Aún así, Pimpinela no podía despedirse sin la voracidad de “Una estúpida más”, ni con la alegre “Cuanto te quiero”. Rosario manifestó cariño con un efusivo aplauso mientras los cantantes dedicaban el último estribillo de “Hermanos”. Hay melodías que tocan una fibra sensible y se mantienen vigentes, desafiando el tiempo y trascendiendo modas y tendencias. Quedó claro por qué Pimpinela sigue conquistando público alrededor del mundo.


Lucas Rivero

FOTOS: @giulianareynaph