Reapareció Cristina Kirchner por primera vez desde la salida de Matías Kulfas
Fue la oradora principal de un encuentro sindical, en Avellaneda; Ferraresi llamó a ganar la elección de 2023 y Yasky pidió “defender la unidad”
Con mensajes a la disputa interna que mantiene con Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Kirchner participó de un plenario de delegados de la CTA de los Trabajadores en la ciudad bonaerense de Avellaneda, con motivo de la celebración del Día de la Bandera. Bajo la consigna “20 de Junio. La vigencia de Belgrano. Estado, mercado y precios: producción, trabajo y política social en una Argentina bimonetaria”, el acto se desarrolló en el predio del Parque La Estación con la presencia de más de 3000 militantes. Se planteó allí activar una movilización de protesta por la inflación y se reclamó un aumento de emergencia por decreto para los trabajadores al margen de las paritarias.
Para nosotros Avellaneda es una de nuestras casas. Ustedes saben que Manuel Belgrano es mi procer favorito”, dijo Cristina en la apertura de su mensaje. Y agregó: “Yo desconfío de los que no les gusta mirar el pasado. Será porque además, no les gusta las cosas que hicieron en el pasado. Yo no tengo problemas con el pasado. Con el mío, con el del peronismo”. Fue su primera intervención en público luego del acercamiento al presidente Alberto Fernández durante el acto por el centenario de YPF que desembocó, al día siguiente, en la salida forzada del Gabinete nacional de Matías Kulfas, exministro de Desarrollo Productivo. En aquel acto de YPF, el Presidente había dicho lo contrario. “No soy de los que le gusta volver al pasado”, había manifestado Fernández a Cristina para recordarle la frase de Spinetta: “Mañana es mejor”.
La vicepresidenta se refirió a las crisis económicas en el mundo y a la emisión monetaria. “Yo en Olivos o en la Casa Rosada parecía una mercachifle, vendiendo heladeras, bicicletas, porque necesitaba que nuestra economía no se cayera, que fue generada por el mercado y que sigue sin superarse”, dijo cuando recordó la crisis de 2008. “La segunda crisis viene en 2009, la H1N1, cuando Juan Manzur vino como ministro de Salud y se fue la que estaba, que Dios mío…”, continuó Cristina, en alusión a la exministra y actual diputada de Juntos por el Cambio Graciela Ocaña.
Después mencionó la pandemia del coronavirus, que marcó la gestión del Frente de Todos. “¿Qué hubiera sido sin Estado en 2008 y sin Estado durante la pandemia, sin vacunas? ¿El Estado es necesario, es innecesario? No, no, el Estado es imprescindible”, señaló, y siguió con las críticas al capitalismo: “Cuando el muro de Berlín cae, convencieron a todos que ser comunista era malo. Bueno, ahora somos capitalistas pero queremos consumir: queremos tener acceso a la comida, a la ropa, a la vivienda, a la salud y la educación. Porque si vamos a hacer capitalismo, hagámoslo en serio, para todos y todas”.
“Una vez más la inflación parece haberse disparado. Los mismos que van a los canales de televisión a decir que el Estado es lo único malo y el sector privado es todo benevolencia. Dicen que a la inflación la genera el déficit fiscal. De la emisión no voy a hablar”, remarcó la vicepresidenta. Y mostró un ranking de los países del G-20 sobre déficit fiscal primario. La Argentina figura en el escalón 13. “El mayor deficit fiscal lo tiene Estados Unidos, y no es de ahora”, puntualizó. Un ejercicio similar hizo con respecto al superávit comercial. “¿Pero Cristina, cómo puede ser si Estados Unidos es el país con más déficit primario, final y comercial? Ah bueno, pero tiene la maquinita que imprime los dólares. Y para ayudarlo tiene unos cuantos portaviones”, comentó, para concluir. “Entonces, el déficit, que es un término económico y no matemático, no necesariamente es el causante de los desmadres económicos y de la súper inflación”, remarcó.
Luego de pasar por los conceptos de déficit fiscal, superávit comercial, oferta y demanda, la vicepresidenta apuntó a las ganancias de las empresas como causal de la inflación. “¿Cuál es el problema entonces? Las ganancias de las empresas. Una alimenticia entre 2019 y 2021 fue del 412 por ciento. Otra de insumos difundidos, entre 2019 y 2021, fue de más de 200%”, señaló. La vicepresidente habló de EBITDA, un indicador contable de la rentabilidad de una empresa. Se calcula como ingresos menos gastos, excluyendo los gastos financieros (impuestos, intereses, depreciaciones y amortizaciones de la empresa).
“Ahora viene la tercera gran excusa que escuchamos en los medios de comunicación: impuestos y la presión tributaria. Francia y Dinamarca deben encabezar la presión fiscal, pero la Argentina está lejísimos. Pero en materia de evasión fiscal, la Argentina es el tercer país que más evade. El primero es Guyana y Chad. El segundo está ocupado por Malta. Y el tercer país evasor en el mundo, la Argentina, junto a Comoras, Zambia, Pakistán y no me acuerdo qué país más. Y tenemos otro podio: también somos terceros en los países en formar activos en el exterior”, dijo. Y remarcó que el gran problema es la escasez de dólares y la economía bimonetaria. “La Argentina produce dólares, pero se evaden”, acusó.
“Hay festival de importaciones y creo que el Gobierno debe pensar cómo articular más adecuadamente: Banco Central, Ministerio de la Producción, AFIP y Aduanas. Esto tiene que ser articulado, lo cual no estaría sucediendo. ¿Por qué? Porque hay un festival de importaciones desde hace tiempo. En la Argentina, 600 empresas explican el 75% de las importaciones. Y el otro 25% de las importaciones lo explican 24.000 empresas”, dijo la vicepresidenta en una nueva crítica a la gestión de Alberto Fernández. Y redobló: “Estas cosas son usar la lapicera. No hay que agarrarse de los pelos. No hay que agacharles la cabeza [a los empresarios]”.
“En el mundo de las importaciones aparecieron jueces y fiscales. Hubo más de 6000 amparos para darles dólares. Si la necesidad es de los poderosos hay jueces y fiscales. Esto es el Partido Judicial, que tomó partido decididamente no solo en la economía”, acusó Cristina, que hizo nombre propio en el juez de la Corte Carlos Rosenkrantz.