Se cumplen 150 años de la publicación de la primera edición del “Martín Fierro”
Por Luis Borelli, ETS
El primer libro fue editado en Buenos Aires por la imprenta “La Pampa”, en 1872. “Precio 10 pesos”
Este año se cumple el 150° aniversario de la primera edición de “El Gaucho Martín Fierro”, de José Hernández. Y cuando este importante acontecimiento literario cumplió cien años, en varias ciudades del país fue recordado con diversos actos. En nuestra ciudad, por ejemplo, el Departamento de Humanidades -aún dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán-, organizó una charla alusiva. La reunión fue en sus dependencias de Buenos Aires 177 y contó con la presencia del delegado organizador de la UNSa, ingeniero Roberto Germán Ovejero, de los docentes de la cátedra de Literatura, profesores Fanny Osán de Pérez, Vicente Pérez Sáenz, Delia Dagún, Juana Rodas y Alicia Ciban, estudiantes de la casa, y público en general.
Martín Fierro en Washington
Pero el centenario de “El Gaucho Martín Fierro” no solo se recordó en nuestro país, sino también en el extranjero. En Washington, por ejemplo, se realizó un simposio organizado conjuntamente por la embajada de nuestro país y el Departamento de Lenguas de la Universidad Católica de esa capital. El objetivo era “poner en perspectiva ante el público norteamericano el poema gauchesco que llevó a la inmortalidad literaria a su autor, José Hernández”.
En aquel simposio, la discusión fue iniciada por Tomás Alva Negri, ministro de la misión diplomática de nuestro país. Se refirió a las críticas argentina y extranjera que contribuyeron al estudio del poema épico y al momento histórico en que fue escrito (presidencia de Sarmiento). El profesor Robert Mead, de la Universidad de Conenecticut, concentró su atención en los problemas sociales de la época en que se escribieron “Facundo” y “Martín Fierro”. A su vez, el profesor David Lajmonovich de la Universidad Católica de Washington, expuso su trabajo “Palabra y silencio de Martín Fierro”, donde analizó el estilo en que fue escrito el poema, y el uso que hizo Hernández del silencio. En cuanto a la mistificación de la figura de Martín Fierro por los lectores argentinos, éste fenómeno fue analizado por el profesor Donald Yates de la Universidad del Estado de Michigan. Este formuló distintas apreciaciones sobre su exaltación como héroe nacional. Por último, la descripción del panorama histórico argentino fue planteado por el profesor Alfredo A. Roggiano, de la Universidad de Pittsburg, en su trabajo “Martín Fierro, destino personal y de su país”. Lo destacable de este evento realizado en Washington es que del debate abierto sobre el Martín Fierro, participaron especialmente los estudiantes de las cuatro universidades norteamericanas.
Éxito editorial
Historiando la primera edición del “Martín Fierro”, debemos recordar que el éxito de la obra fue de tal magnitud que en los siete años que separan la primera edición (1872) y La Vuelta de Martín Fierro (1879), se publicaron 11 ediciones, con un total de 50.000 ejemplares, en un país que no tenía más de dos millones de habitantes. Y aquí viene al caso recordar un conocido comentario de Nicolás Avellaneda que demuestra hasta qué punto el libro de Hernández se había convertido en consumo diario de lectura: “Uno de mis clientes -dice-, almacenero por mayor, me mostraba ayer en sus libros de encargos de los pulperos de la campaña: -12 gruesas de fósforos – una barrica de cerveza – 12 Vueltas de Martín Fierro – 100 cajas de sardinas”.
Repercusiones
Desde el punto de vista político, el Martín Fierro despertó de inmediato grandes polémica, de las cuales algunas llegaron hasta nuestros días. Por ejemplo Adolfo Saldías (1849-1914) en 1878 escribe una carta a Hernández donde cuenta la impresión que le había causado su obra. Se trata de un análisis de la evolución del elemento gaucho de la población, desde que se reconoce como guerrero “útil” para la nación en las guerras contra los ingleses a principios de siglo (XIX), en la guerra de la Independencia, y en las posteriores guerras civiles, con su apogeo en la época de Rosas. Luego de ello empieza a desaparecer con el avance del progreso y la civilización de carácter urbano. Y dice Saldías: “Pero su condición no ha mejorado en razón de esos progresos. Todavía lo abate su infortunio, porque aún tenemos mucho desierto desparramado y todavía tenemos alguna barbarie enmascarada en la República”.
José Tomás Guido
Otro personaje que observó las connotaciones políticas sociales del gaucho Martín Fierro fue el periodista José T. Guido (1818 -1890), quien en una carta al autor le dice que su obra toca uno de los problemas fundamentales de la sociabilidad en el Río de la Plata. “Las promesas de la revolución no se han cumplido todavía para los hijos del Pampero. El rancho de paja no basta para proteger a quien lo habita. ¿Quién tendrá derecho de asombrarse que un ser privado de los goces más puros de la vida, y de cultivo intelectual, apele a su acero para defenderse, o vengarse, y a su ágil caballo para huir?”.
Elogios y críticas
Como señala Claude Cymermán en su trabajo de 1996, “la ideología acarreada por el ‘Martín Fierro’, por mucho tiempo esta obra ha sido el libro más leído por los argentinos y todavía es considerado por mucha gente como la obra que mejor expresa la identidad gaucha. Es también el libro argentino que más comentarios críticos supo producir hasta el punto de inspirar la mordaz ironía de Borges: ‘Sospecho -dice sin ambages- que no hay otro libro argentino que haya sabido provocar de la crítica un dispendio igual de inutilidades'”.
Sin duda, el Martín Fierro es una de las obras argentinas que más elogios y críticas recibió desde que en 1872 salió a la calle. Reivindica al “gaucho” que Sarmiento unió a la “barbarie” -aunque no es el primero-, luego de haber sido uno de los artífices de la guerra de la Independencia, no solo como combatiente raso sino también como oficial y jefe. Un claro ejemplo de ello es Martín Miguel de Güemes.
Por fin digamos que hay quienes consideran que del Martín Fierro emanan leyes básicas: “Los hermanos sean unidos”, “Debe trabajar el hombre para ganarse su pan” y “No es vergüenza ser pobre/ y es vergüenza ser ladrón”.
Y como dice Fierro en su último canto: esto “No es para mal de ninguno/ sino para bien de todos”.