Soledad en El Círculo: “Natural”, sublime y deslumbrante
La Sole presentó su último álbum con una puesta en escena ambiciosa y de nivel internacional. Durante dos noches el teatro El Círculo estuvo repleto para disfrutar de un show de casi dos horas y media plagado de música autóctona, rejuvenecida e imprescindible.
La autoridad escénica con la que Soledad pisa el escenario es digna de una artista de primer nivel, al igual que en sus primeras etapas con ‘Poncho al viento’. La puesta en escena del show estuvo a la altura de lo que una artista de su caudal merece y que pocas veces se ve. La presentación de ‘Natural’ encierra en si una paradoja: al ser un disco conceptual que apunta a lograr lo sublime en la simpleza y volver a la raíz, su puesta en vivo es, por contrapartida, una de las más imponentes de las giras de la artista. Lejos de la austeridad, el escenario estaba compuesto de una inmensa pantalla que ilustraba cada tema con los paisajes de la región y diversas animaciones, en composé con los 14 músicos que la acompañan, diferentes grupos de bailarines y elementos que teatralizaban las canciones. La Sole no brindó un mero recital, sino un musical con aires de concierto atravesado por varias pulsiones emocionales.
Desde lo alto en el extremo izquierdo del escenario de cara al público se encontraba Soledad con un bombo luminoso cantando “Copla de amor”, tras un telón transparente delantero que cubría todo el frente, proyectaba diferentes flores ramificadas, que también subían por su vestido haciendo mapping. Así comenzó. Continuando con el disco y con sus pies en la tierra firme del escenario cantó “Hispano”. La tela traslúcida frontal proyectaba detalles logrando un efecto 3D con la pantalla de fondo. Su voz se mostraba efusiva y enérgica, dispuesta a entregar todo y utilizando la música con vehículo sanador. La alegre “Ésta vida” es un tema poco habitual en su repertorio, sin embargo fue acertada para la primera parte del show.
“Tengo 5 años y te amo desde siempre”, rezaba la carta de un niño de 5 años entre el público, leído a viva voz en una de las primeras interacciones. Es muy notorio cómo su forma de vivenciar la música interpela y atraviesa a diferentes generaciones. Uno de los momentos más movilizantes estuvo marcado por “Los paisajes”, tema compuesto por Fandermole que logró un brío esperanzador. Ya sentada interpretó una sentida versión de “A la abuela Emilia” dando paso al primer interludio en el que se lucieron los bailarines. El chamamé “Bañado Norte”, con la copa de un sauce llorón al frente del escenario, una mesa en el extremo izquierdo y el frente de una casa tradicional con farol en la parte de atrás, construyeron una escena colorida que se sostuvo en chacareras como “De solo pensar en ti”, y otras de antaño como “La serenateña” y “De Simoca”. Fue un buen momento para generar efusión con las infaltables “Entre a mi pago sin golpear” y “A Don Ata”. La Sole produjo un final épico revoleando un poncho naranja regalado por una de sus fans. Un homenaje tácito a su esencia y sus comienzos.
La voz de Soledad logra una potencia cada vez más envolvente y abrazadora con el transcurrir de los años. Con telón de tules blancos sobre el cual se proyectaban nubes y diferentes juegos lumínicos, mostró su costado más sentimental en gemas del disco ‘Natural’. Sentada en un banco cantó “La del olvido”, “La llamadora” y ya de pie “La paloma”. Si hay alguien que es imprescindible en sus shows es su hermana Natalia Pastorutti. Recibida con ovación cantaron juntas “Alma, corazón y vida”, evocando el primer disco, y “Sapo cancionero”, de Los Chalchaleros. Un momento de intimidad fue necesario, por eso junto a su guitarrista interpretó la clásica “Que nadie sepa mi sufrir”. Nuevamente con toda la escenografía en su esplendor, posada sobre el piano de cola blanco y dejando que se luzca el cuarteto de cuerdas, sonó “Bolero”. El momento más romántico del show siguió con “Tu carcel” enlazado con “Yo no te pido la luna”.
Evocando al carnaval norteño se escucharon una ráfaga de canciones como “Vienes y te vas”, “Llorando se fue”, “El Humahuaqueño”, “Cariñito” y otras propias con guiños pop como “Lejos de ti” y “Tren de cielo”. El ballet de niños ‘El Chúcaro’ tiñeron de color el escenario bailando a su alrededor para un primer cierre festivo con “Caña con ruda”. Soledad logra perpetuarse con una prolífica trayectoria no solo por su talento y por su evidente humildad, sino además por reinventarse, salir del confort y asumir desafíos de manera constante. Quedó demostrado en otros ritmos populares como la cumbia, que pusieron a bailar de pie a todo el teatro. “Tu marca” y “La suavecita” (Ambas grabadas con Los Palmeras), se unieron a “Se me ha perdido un corazón”, “Un amor como el nuestro” y “Amor, amor” de Los Ángeles Azules.
“Lágrimas y flores”, parecía coronar a puro baile una noche a la que aún le faltaba lo más emotivo. Con mayor cercanía a su gente, La Sole acercó el micrófono y una copa de vino a Marta y Alba, que cumplían 80 y 90 años respectivamente. Luego de unas sentidas palabras de gratitud hacia Rosario se despidió con “Brindis”. Con la última frase a capella y sin micrófono, Soledad impregnó el escenario con su voz, que florece lo majestuoso de lo natural.
Lucas Rivero
FOTOS: Ph Pablo Villa