Sólido y con vuelo propio: Piti Fernández se presentó en Vórterix
La voz líder de Las Pastillas del Abuelo se presentó junto a su banda Los Irrompibles anoche en el teatro Vórterix. Fiel a sus convicciones y al estilo que adopta para sus shows en clave solista, captó el entusiasmo del público con una apuesta diferente a lo largo de 1 hora y media.
Piti Fernández demostró una vez más su consolidación como artista. Desde hace tiempo está claro que es un influyente artista de las últimas generaciones, sin embargo en ésta fase aventurera demostró el coraje y la confianza suficiente que fortalece esa idea. Apostando a un género distinto manteniendo su esencia, a lo largo de 90 minutos brilló en el escenario de Vórterix creando una atmósfera country. Con sombrero texano e instrumentos característicos del género, el músico propuso, reversionó y regaló un setlist variado y fuera de lo usual. Charly García sostenía eso mismo, que un verdadero artista es el que propone en lugar de corear todo el tiempo con la gente.
Al sonido del blue grass inició con “PNL” haciendo foco en el clímax que se sostendría a lo extenso del show. Continuó con “Le tengo miedo al silencio” regalando un solo de armónica de lo más sentido y con gran proeza, al igual que en “Contarme” y “Esperándome” en otros momentos de la noche. El escenario teñido de azul y Piti con guitarra roja en mano, interpretó un blues llamado “El cuento que cuentes”. Acto seguido, con guiños acústicos al disco anterior sonó una versión estridente de “Conmigo mismo”, dando paso luego a “El cómo y el qué” canción que dedicó a su segunda hija dejando ver un costado para nada tímido de ternura paternal.
Si hay algo que destacar es el valor y la astucia que tuvo el cantante como para apropiarse de temas de enormes compositores y remozarlos al estilo country rindiendo homenaje. Así sucedió con “Quién se ha tomado todo el vino?”, de la Mona Gimenez, fusionado con “La crudita”; también con la muy escuchada “Juntos a la par” (dedicada a Pappo y Julie Ruth). Lo insólito sucedió con la reversión de “Cosas mías”, de Miguel Abuelo, “uno de los más grandes poetas que hubo en Argentina”, lo definió Piti Fernández. El público que se mostró ubicado y con variados toques de efervescencia dependiendo el momento, disfrutó de temas como “En cuero y en patas”, “El ángel y el hada” y la reciente “Cuál es tu norte”, que recupera cierto halo “pastillero”.
“Éste es el momento más esperado de la noche”, dijo el artista dando paso a una nueva versión de “Doctora II”, tema reversionado que no generó ningún recelo entre sus más fieles seguidores que la cantaron a destajo, al igual que que la maradoniana “¿Qué es Dios?”, un buen revival a los conciertos de Las Pastillas del Abuelo. Una respetuosa y potente versión de “La balada del diablo y de la muerte” de La Renga, marcó el primer final del show al que aún le quedaba una inesperada perla final: “El sensei”, uno de los temas tabúes que catapultaron a Las pastillas del abuelo y que rara vez se toca en vivo. Un cierre a lo grande para un show que planteaba austeridad con mucha audacia, más aún con la fusión final con el estribillo de “La Pachanga” de Vilma Palma, en homenaje a los rosarinos, público fiel que acompaña a Piti Fernández en cada apuesta y aventura musical.
Lucas Rivero
FOTOS: Ph Matías Emanuel