Tras los incidentes en el Congreso la CGT convocaría a un paro general

La fecha se definiría la semana que viene en una reunión de consejo directivo, pero ya se baraja la posibilidad de activarlo en abril, antes de Semana Santa
Después de meses de letargo y de haber sellado una tregua con el gobierno de Javier Milei, la CGT apura la convocatoria a un paro general para abril en reclamo de mejoras a los jubilados y en rechazo a la intervención oficial en las negociaciones salariales. La fecha de lo que sería la tercera huelga contra la gestión libertaria se definiría el jueves próximo, cuando la central obrera reúna a su consejo directivo a pleno.
El malestar sindical quedará escenificado esta tarde en un acto en la sede de Azopardo del que participará la cúpula cegetista y que servirá de alguna manera para oficializar el ingreso a la central obrera de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que lidera Alejandro Gramajo y coordina en las sombras Juan Grabois. El congreso de los gremios y los movimientos sociales se llama “papa Francisco”.
La CGT reunió el martes pasado a su mesa chica por primera vez en 2025. Después de más de tres horas de debate, se dispuso romper el pacto que se había sellado con el Gobierno a cambio de no avanzar con la reforma del sistema sindical y mantener vigentes el cobro de cuotas solidarias, aportes extraordinarios y reelecciones indefinidas. Antes de la protesta de ayer en el Congreso, los sindicalistas esgrimían los siguientes motivos para avanzar en una huelga: rechazo al límite en las paritarias; caída en la producción industrial; crisis de las obras sociales, y cuestionar el eventual acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) porque suponen que derivará en una devaluación del peso y en más ajuste. Ahora, los tiempos se aceleraron.
“Vamos camino a un paro general de 24 horas. Ahora sí están las condiciones sociales para una medida de fuerza”, dijo un jerárquico de la CGT que tiene ascendencia sobre casi todas las tribus que dividen hoy al gremialismo peronista.
Rechazo a la represión
La cúpula de la CGT ya había tomado nota de la importante convocatoria a la marcha en defensa de la diversidad sexual a la que llamaron los colectivos LGTB en enero después del discurso presidencial en Davos, desde donde Milei acusó a los homosexuales de pedófilos. Durante esos días y hasta el sábado pasado, cuando se celebró el Día de la Mujer, la agenda de género sirvió de excusa perfecta de la CGT para mostrarse activa. Ayer, en tanto, tras los incidentes en el Congreso, la CGT dio alguna pista de la definición que se viene. “Frente a nuestros mayores jubilados, que gritan su sufrimiento reclamando cuidado y atención, un gobierno nacional irresponsable e insensible, devuelve crueldad, desprecio, odio y violencia. Ante lo que está sucediendo, la CGT evaluará en la próxima reunión de consejo directivo medidas de acción en repudio de la represión”.
Cuando la CGT oficialice el llamado al paro, se plegarán a la medida las dos vertientes de la CTA y el sindicalismo trotskista, que presionaba por una reacción de la corporación sindical mucho antes de los incidentes de ayer en el Congreso. Los gremios participaron ayer de la protesta, aunque sus militantes no estuvieron en la línea de enfrentamiento con la policía. Hubo solo dos casos aislados: una columna de ATE, que tuvo dirigentes detenidos, como Hugo Bellón, y la tropa que responde a Alejandro Crespo, dirigente de izquierda y líder del Sindicato del Neumático.