Wos en Rosario: “La (Ex) Rural convertida en selva”
El artista despidió su gira mundial con un show impactante frente a diez mil personas, con voracidad y entrega contagiada al público durante casi dos horas.
El trapero detonó la ciudad. “Somos el nuevo rock and roll”, expresó hace unos años, ninguna novedad está exenta de controversia y de cierto escozor. Lo cierto es que el rock trasmutó, cambió de piel, en manos de ésta nueva generación que lo lleva a Wos como un referente crucial. Más distorsionado que nunca sonaron los temas de ‘Descartable’ y algunos de sus discos anteriores. El artista se mostró enfocado y enérgico, en la quietud de los intersticios, y por momentos, con una rabia liberada. Eso mismo se contagió en el público, que encabeza junto a YSY A el ranking de los pogos más intensos. La banda de cuatro músicos sonó envolvente y con elevada potencia. Dos varones en teclados y batería, y dos mujeres en bajo y guitarra, que se llevaron una merecida ovación, tanto como Wos. Antes de las 21 horas, la espera fue bien acompañada con un soundtrack de jazz al piano, y luego las luces comenzaron a apagarse en fade out y a encenderse, en un astuto loop que jugaba con la ansiedad de su gente. Pasadas las 21:20, el consagrado artista pisó el escenario por el medio y en penumbras.
“Nuevas coordenadas” dio inicio al show, reluciendo una ambiciosa propuesta estética, poco recargada. Una inmensa pantalla arriba y al frente del escenario que transmitía el show, y otra abajo y al fondo que ilustraba los temas. Las luces de última generación generaban diferentes climas, tal como a principio en tonos tenues. La explosión llegó con “Descartable” y “7/8”, donde Wos sacó el micrófono del pie y se desplazó por todo el escenario en un trance casi demoníaco, fiel al mensaje de los canciones. Con sentida gratitud saludó al público rosarino, y soltó contundente: “Hagan hoy lo que tengan ganas”. “Morfeo” fue una de las más emotivas de la noche, con la letra proyectada en la pantalla alta. Luego sonaron “Okupa” y “Que se haga tarde”, con el escenario al rojo vivo. La energía fue elevándose en temas como “Niño gordo flaco” y “Canguro”, dando paso a la retorcida “Estímulo”. El momento de mayor intimidad llegó en “Arráncamelo”, que contó al final de la pasarela a solas con la guitarra. Fue la más coreada del show y necesaria para oxigenar. “Contando ovejas” y “Andrómeda” volvieron a dar cuenta de la imparable energía del trapero, llegando a uno de los momentos cumbre.
Wos regaló una ávida y bestial improvisación con un solo de freestyle, evocando sus orígenes en el Quinto Escalón, que cerró con la frase del titular. Precedido por un solo de batería y beatbox, donde mostró su versatilidad, el momento freestyle dio paso a “Luz delito”, dotada de una fuerte cuota de protesta social con el sample del tema original de Patricio Rey. Su alma matter, el Indio Solari, apareció en las pantallas con su voz desatando una ovación durante “Quemarás”. De la misma forma ocurrió con Ricardo Mollo en “Culpa”, y con Dillom en “Cabezas cromadas”. Uno de los momentos más viscerales fue durante la sombría “Caída libre”, interpretada a contraluz y sentado de perfil en un lugar tímido del escenario. “Ermitaño” volvió a desatar un encantador caos contagiado al público, que desembocó en la emoción de “Alma dinamita”. Luego de “Sur”, que sonó de manera fidedigna al disco, llegaron los últimos temas. “Purpura” puso a saltar a toda la Ex Rural, para finalizar bailando con “Cambiando la piel”.
El músico regresó para ponerle cumbia a “Melancolía”, antes de despedirse con “La cochería”. Sin remera y en estado de éxtasis celebró los últimos acordes con el público rosarino. Al final de la pasarela se despidió con todos los músicos de su exitosa gira mundial, con reverencia y conmovedoras palabras. Al culminar éste tipo de conciertos, sobrevuela la energía de la música y el movimiento de la multitud, algo que demora en disiparse, ‘consecuencia esperable de una larga algarabía’. Wos tiene preparado nuevo material y muchos conciertos más por delante en una extensa carrera, ‘sigue la pulsión corazón de ermitaño’.
Lucas Rivero
FOTOS: Sebastián Moreno (Diario Conclusión)/ @cecicordobaph