Zambayonni en Lavarden: solidez y desparpajo

El artista celebró 15 años de carrera en el Gran Salón de Plataforma Lavardén durante el fin de semana. A lo largo de una hora y media desplegó su talento ávido en rimas consonantes y humor ácido, sin tapujos y entrega absoluta.

Zambayonni es un artista consolidado que ha sabido sostenerse siendo fiel a si mismo y a sus convicciones. Desde ‘Búfalo de Agua’ decidió mantener su esencia con un disco que lo resignifique sin utilizar el recurrente berretín de los insultos y groserías que siempre son tan bien recibidos y a los que tampoco les tiene miedo. Quedó demostrado durante el concierto, donde se mostró alegre, cálido y audaz. Con su grave y estridente voz recorrió más de 15 años de carrera desde antes de su primer álbum hasta su última placa en colaboración. El público interactuó en todo momento cantando las canciones a los gritos y celebrando cada palabra del artista, y viceversa. “La comparsa reventada” fue la elegida para comenzar invocando sus comienzos más incipientes, al igual que “Paisaje de gigantes”.

“El equilibrio del mundo” es de las favoritas y más disfrutadas. Los paralelismos y contrastes que se generan en cada canción son admirables. “La joya de la abuela” apuntó a un contexto social mas convulsionado que devino en varios exilios y también fue bien recibida. Zambayonni es muy procaz cuando se trata de sables dialécticos al servicio de la música, de esa forma ajustició con sabiduría en “El corazón de las muñecas”, del disco “Los años locos”. Continuando con la línea de la reinvención de su carrera, arremetió con “La mesa de Marechal” de “Hotel de canciones”.

Zambayonni es una usina de canciones y aún quedan muchas atesoradas sin ver la luz. El recorrido fue dinámico y efectivo por tantos años de música, cada tema precedido por un breve relato, tal como ocurrió en “Don Fermin”. La mirada crítica y poco complaciente sobre la realidad se hizo presente en “Ciudadanos del mundo” de  ‘12 maneras de vencer la realidad’ considerado por él su mejor disco. No podía faltar alguna del reciente “Canciones en Orsai”, definido como “un disco oscuro pero elegí para cantar una canción luminosa”, esa fue “Los hijos de la pandemia”. Hubo lugar para temas inéditos como “Medio lejos” que seguramente será publicada en un próximo álbum qué tal vez se llame  “Canciones del cofre”. Le siguió el momento más emotivo del concierto marcado por “Ni siquiera un día”, sentida balada incluida en el último disco a dúo con Rafa Pons.

Al público rosarino le tocó decidir y varios nombres de canciones rebotaron como pedido en las paredes de Lavarden. Complaciendo algunas, Zambayonni interpretó “Las horas perdidas”, “El último peaje”, “Los años locos” y “Cafecito quemado”. El final del show estuvo marcado por dos clásicos infaltables: “Las cosas que dejé” y “Milanesa”. Son 540 los shows que el artista viene realizando desde el año 2007, éste show en Rosario forma parte de esa historia tan extensa y que aún prolifera frente a todos los conflictos y pronósticos.

Lucas Rivero