Carlos Rivera impactó a Rosario con su “Viaje a Todas Partes”

El artista mexicano brilló durante tres horas en un Metropolitano colmado de euforia, romanticismo y emoción. Propuesta de casamiento, carteles de fans dezaforadas y decenas de canciones para un concierto inolvidable.

Son pocos los artistas en el mundo que pueden lograr lo que Carlos Rivera. Más allá de una mega producción con quince músicos en escena, bailarines, pantallas y efectos especiales de diversas magnitudes, sostener un show de tres horas con elevada exigencia vocal y física, sin agitaciones ni furcios, es por lo menos encomiable y digno de ovación. Lo más destacable es lo genuino desde la humildad y el disfrute, contagiado desde el escenario y proyectado a su vez por el público. Profesionalismo, solidez y precisión. Un verdadero lujo para la ciudad de Rosario llegando a los puntos culmines del año. Cerca de las 21:15, la azafata que ingresó al escenario dando unas pocas indicaciones marcó con claridad el concepto del espectáculo planteado como un viaje. El “comandante”, Carlos Rivera, irrumpió por la parte alto del escenario de punta en blanco como piloto de avión con el tema “Un viaje a todas partes” en composé con sus bailarines con quienes se movió con destreza en diferentes estilos.

La primer parada del extenso viaje naturalmente fue México, su identidad, así sonaron los primeros matices rancheros con “100 años” fusionada con la recordada “Todavía no te olvido”. Con su propio mezcal de autor en mano y compartiendo una copa con una fan de la primera fila, el cantante brindó “por todas las mujeres de Rosario” dando pie a una poderosa versión de “Ya no vives en mi”. Una de las tradiciones más marcadas de México es la celebración del Día de los Muertos, la cual apunta a “celebrar la vida de nuestros seres queridos”, anticipó Rivera para cantar uno de sus temas más iconicos. En una lluvia de papeles naranjas y con velas en el escenario sonó una emotiva versión de “Recuérdame”, de la película Coco. Pocos minutos después, llegó el turno de visitar Argentina, y así el momento de las baladas. Sentado en las escaleras centrales del escenario sonaron “La luna del cielo”, “El hubiera no existe”, “Sería más fácil” y, ya de pie y con todo el vigor, “Digan lo que digan” y “Que lo nuestro se quede nuestro”, de las más cantadas por el público.

Uno de los momentos más sorprendentes, menguando la energía hacia un costado más sensual, fue durante el recorrido por España. El artista no solo tiene una voz refulgente y admirable, sino también notable destreza a la hora de bailar impactando al público por su swing, además de despertar varios suspiros. Con bailaoras españolas moviendo su manto y castañuelas se escucharon “Espérame en Madrid” y “Deja amarte”. Además de la interacción constante y cálida con el público, lo mismo ocurre con sus músicos permitiendo que todos tengan su momento para lucirse. Un solo de trompeta dio paso a “Regrésame mi corazón”, donde llegó al pináculo de su capacidad vocal sosteniendo la nota final por varios segundos. Amenizando el concierto corriéndose de lo temático, Carlos Rivera interpretó “Si te vas”, la canción más dramática de la noche. Sentado hizo alusión a su propia historia narrando acerca de cuando tuvo que irse de su casa materna para dedicarse a la música. Conmovido cantó “Siempre estaré aquí”. Dedicada a su Club de fans luego sonó “Gracias a ti” para llegar a un momento más introspectivo con “Sincerándome”.

Aún quedaba mucho concierto por delante. La siguiente parada fue Brasil. En una estética colorida y efusiva, con percusiones y bailarines haciendo piruetas en el aire, el cantante volvió a aparecer por la parte más alta con “Bendita tu vida”, más desprovisto de ropa y con pantalones dorados que permitieron lucir su meneo sensual. Finalmente llegó el momento más esperado por las fans que pusieron sus carteles en alto con textos descabellados y sugerentes. Algunos con luces alrededor o escritos en flúor, con mensajes como “Te amo más que a Messi”, “Te traje la torta que te prometí” y otros con connotación erótica censurable, fueron admirados por el artista que eligió unos seis para que suban al escenario. Junto con sus admiradoras que corrieron a abrazarlo, entre ellas una abuela de 90 años, cantó  “Sígueme” y “Amo mi locura”. Sin detener el ritmo todo Metropolitano siguió bailando con “Perdiendo la cabeza” y “Lo digo”. Minutos después, sin escalas y con camisa negra de satén con pecho a la intemperie, se llegó finalmente a Francia. Una gala al romanticismo que comenzó con “Empieza por mi boca”, yendo a una parte más visceral en “Otras vidas” con Kiss Cam incluida, retratando los besos de las parejas entre el público.

Durante el acontecido show también hubo propuesta de casamiento. El artista fue cómplice de un momento movilizante. La admiradora Paula Leonor fue sorprendida por su pareja, Sergio Antonio, antes de “La carta”, que reza “cásate conmigo, amor mío”. El público vio cada detalle de éste momento épico a través de las inmensas pantallas. Llegando al final se escucharon algunos de sus mayores hits como “Voy a amarte”, “Solo tu” y “Fascinación”. Durante el regreso para los bises el artista manifestó una genuina gratitud hacia el público rosarino y a quienes vinieron de lejos para el concierto. “Me muero”, “Te esperaba” y “Para ti” marcaban los minutos que faltaban para el aterrizaje. Lejos de verse agotado pareciera que Carlos Rivera se mostraba más enérgico aunque el show éste a punto de culminar. “¿Cómo pagarte?” estuvo adornada con las luces de todos los celulares a modo de manto estelar. Y finalmente, la última parada del concierto en Tlaxcala, México. Con lluvia de papeles blancos y clima festivo cantó  “Te soñé”, que no podría haber sido más acertada para despedirse a lo grande de Rosario luego de cuatro años sin venir, y donde su música  seguirá siendo bienvenida.

Lucas Rivero