Abel Pintos en Rosario: En carne viva

El icónico artista brindó un show de dos horas y cuarto en Metropolitano, con algunos de sus hits, y varias reversiones y perlas atesoradas de su extenso repertorio.

“Amores y Rarezas” llegó a la parte culmine de su gira en Rosario, con un show ingenioso y atípico, rozando lo impredecible. Abel se mostró puro, voraz, concentrado y hasta con lágrimas. A lo largo de muchas pulsiones emocionales conjugadas en un setlist variopinto, demostró su amor hacia Rosario, y viceversa. Reticente al cliché de la complacencia y lejos del confort consagratorio, Abel revisó su extenso catálogo de canciones y hasta resignificó algunas más recientes. En tonos oscuros, en contraste de luces y sombras, sin sobrecargar el escenario con estímulos audiovisuales y lumínicos, el artista se mostró auténtico desde la entrega y la calidez. A las 21:07 exactas, con apenas un halo blanco de luz desde lo alto del escenario, “Sueño dorado” comenzó a sonar como una especie de mantra. Las ilustraciones de fondo contorneaban la figura del artista que lucía un sobretodo marrón hasta los tobillos en los primeros temas del show.

 

“Cáctus” siempre es esperada y pocas veces interpretada, ésta vez sonó remozada con samples a modo mash up de “Zona de promesas”, con el rostro azul de Gustavo Cerati en la pantalla vertical del centro. Fiel a su génesis sonó la fuerte chacarera “Solo”, con trazos taciturnos y momentos de explosión. El recorrido continuó con “Bailando con tu sombra”, tema de Víctor Heredia que hizo brillar a un adolescente Abel en Viña del Mar, a tonos azules y reversionado. El artista se tomó su tiempo para hablar a solas con su público y hablar del leit motiv del espectáculo.  “Como te extraño” fue uno de los momentos en los que su encomiable destreza vocal llegó a su pináculo con uso magistral de las pausas. La gente se puso de pie por primera vez con temas como  “Espejo” y “Pájaro cantor”. Luego de una potente versión de “Canta” llegó el momento de mayor intimidad del show. Solo con la guitarra en medio de la escena y luciendo los tatuajes de sus brazos, el artista brindó una versión despojada de “Quién pudiera”. A fuego lento y con pocos instrumentos se escuchó “Una razón”, balada al desamor con humorada hacia el público incluida, y una emotiva versión de “Mi ángel”.


Prestigiosos artistas han compartido conciones con Abel Pintos, y el concepto de éste show le dio carta blanca para cantar en vivo algunas de ellas. Con fondo satinado y en matices violetas, interpretó sentado y de perfil “Carta Urgente”, grabada con Rosana. Así siguieron
“Deseos de cosas imposibles”, recordado dúo con La Oreja de Van Gohg, “Corazón hambriento” junto a India Martínez y la movida “Mi plan de vida” con Kany García. Otro de los momentos más viscerales fue durante “3”, lado B del 2013, con cuerpos tatuadas a tonos grises en la inmensa pantalla. Luego de una versión voraz del clásico “Once mil”, Abel puso a todos los rosarinos de pie para bailar en canciones como la bachata “Abrazándonos”, “El hechizo”, “Camina (Suave y elegante)”, la recordada “Y la hice llorar” y la muy celebrada “Que me falte todo”, dedicada a Luck Ra. En estado pleno de gratitud transmitido hacia su gente, el artista se despidió por primera vez con “Juntos”. De regreso al escenario, con enorme sombrero, unas tras otra sonaron sin pausa “Bella flor”, “Motivos”, “De solo vivir”, y un final emocionante con “Piedra libre”. Desde la emoción en los ojos y al frente al escenario con todos sus músicos, Abel Pintos dejó su alma en el escenario para recobrarla al día siguiente en las últimas dos funciones que aún quedan por delante, hoy y mañana en Metropolitano.

Lucas Rivero

FOTOS: Ph Luis Frontini (@phluisfrontini)