Rosario: ¿De cuna de la bandera a capital de la entrega? por Germán Mangione

Germán Mangione, miembro del Foro por la Recuperación del Paraná

Ayer en Rosario funcionarios nacionales y provinciales se reunieron con las principales entidades del empresariado agrario e industrial de la provincia para “dar explicaciones” sobre el rumbo que tomarán las negociaciones por la nueva concesión del Paraná. Pocas veces se ve tan claro el andamiaje de subordinación de la política al poder real como en la foto, y los dichos, que quedaron del encuentro

La ciudad de Rosario ha sido en nuestra historia protagonista de grandes capítulos en la construcción de nuestra soberanía y en la creación del cuerpo fundamental de las ideas de la nación.

El 27 de febrero de 1812,  cuando Manuel Belgrano inauguró en las costas de la actual ciudad de Rosario una nueva batería, a la que llamó Independencia, formó a sus tropas frente a una bandera que había cosido doña María Catalina Echeverría, una vecina de Rosario.

Belgrano ordenó a sus oficiales y soldados jurarle fidelidad diciendo «Juremos vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad.».

La respuesta que obtuvo desde el primer triunvirato asentado en Buenos Aires fue el pedido de “reparación de tamaño desorden (la jura de la bandera)”. El Triunvirato, y sobre todo su secretario, Bernardino Rivadavia, estaba preocupado en no disgustar a Gran Bretaña, ahora aliada de España con ideas sobre independencia y soberanía.

Hoy, 210 años después, Rosario vuelve a ser protagonista del destino del país y es acá donde se desarrolla una nueva batalla por la orientación de nuestros destinos como nación, una similar a la de aquellos años,  que opone dos conceptos y dos intereses contrarios: patria o colonia.

El protagonismo de nuestra región tiene, como en aquel momento, un fundamento económico. Es aquí, en la zona, donde se asientan los principales puertos y empresas multinacionales que hoy tienen en su poder la porción del comercio exterior más importante del país. Por los puertos del gran Rosario, llamados del Up River, sale el 80% de la producción agroindustrial argentina que representa más de la mitad de todo lo que exporta el país.

Y es sobre esa base que cimentan su poder e intentan a través de sus órganos e instituciones orientar las políticas del país hacia sus propios intereses.

Pocas veces en la historia reciente asistimos a actos de coloniaje tan claros como los que estamos viviendo en el marco de la discusión del destino de la administración y control de nuestro río Paraná.

Sin ningún velo (o ya con muy pocos) de soberanía política funcionarios nacionales y provinciales se desvelan por ver quien se muestra más disciplinado, quien es el alumno más aplicado, de los designios de las oligarquías locales y sus socios extranjeros.

“Lo felicito. Estuvo muy bien. Dijo lo que tenía que decir y tiene todo nuestro apoyo”, aseguran los medios locales que le dijo el presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, Miguel Simioni, al ministro de Producción de Santa Fe, Daniel Costamagna, mientras se retiraba de la reunión que ayer tuvieron empresarios y funcionarios provinciales con los funcionarios nacionales a cargo del flamante Ente de Gestión y Control de la Hidrovía.

La felicitación tenía que ver con que el ministro hizo propia la postura y los reclamos de los hombres de la Bolsa de Comercio rechazando la posibilidad de que el estado reduzca el diferencial de retenciones que pagan hoy las aceiteras multinacionales agroexportadoras y que les permite embolsar millones de dólares mensuales. Un subsidio que hoy hacen indirectamente los productores a las empresas que procesan la soja.

Postura que por otra parte esta semana compartió el mismo gobernador Omar Perotti en sus redes sociales.

Pero eso no es todo. El episodio además se da en el marco de una reunión que deja cada vez más al descubierto una cuestión mucho más lacerante de la soberanía nacional, la posible nueva entrega de nuestro río Paraná a manos privadas y extranjeras, como piden los sectores agroexportadores y de la gran producción agraria agrupados en la Bolsa de Comercio de Rosario.

Y se da en Rosario porque es el lugar elegido para ser la sede del Ente Nacional de Control y Gestión de la Vía Navegable, presidido por Ariel Sujarchuk, que será el encargado de elaborar y lanzar el pliego para la licitación larga de la Hidrovía, que se espera esté listo hacia fin de este año

La reunión de ayer, en la que el ministro Costamagna fue palmeado por el poder real de la provincia, tenía como objetivo que los funcionarios del nuevo ente informen sobre la marcha de las gestiones para la constitución del organismo y que de precisiones sobre cómo será la licitación que decidirá el destino del Paraná, y así de gran parte de la economía Argentina, los próximos 25 o 30 años.

Además de los funcionarios que fueron a “dar explicaciones”,· de la reunión participaron los representantes de la Bolsa de Comercio de Rosario, la Bolsa de Comercio de Santa Fe y la Federación de Industriales de Santa Fe.

Según las notas de prensa Ariel Sujarchuk presidente del Ente “se mostró abierto al diálogo prometiendo estar bien cerca de los intereses de todos los actores”

Ante esto nos preguntamos: ¿Se puede estar bien cerca de los intereses de actores como los que representa la Bolsa de Comercio de Rosario y Santa Fe y a la vez estar cerca de los intereses de la patria y de las grandes mayorías?

En la misma semana que ante el mínimo intento del Gobierno Nacional de capturar, con un cambio impositivo, parte de las ganancias extraordinarias y con récord históricos que están teniendo (y que van a ir teniendo en aumento por la situación mundial) estos sectores, son las mismas entidades las que se niegan rotundamente y amenazan con hacer peligrar la estabilidad laboral en el polo aceitero más grande del mundo ubicado en la zona.

En la misma semana que el gobierno plantea la necesidad de ponerle freno a la inflación, que va sumiendo a millones de argentinos y argentinas bajo la línea de la pobreza cuando no de la indigencia, desacoplando los precios internacionales de los del consumo interno para que las ganancias de esos monopolios exportadores no sea lo único que importe a la hora de ponerle precio al plato de comida local.

En la misma semana los funcionarios nacionales y provinciales hablan de estar cerca de “todos los intereses”.

Es hora de que estén cerca de los intereses de las mayorías, que en temas como las retenciones o la concesión del Paraná, son contrapuestos con los de las entidades que representan a los terratenientes y los agroexportadores.

No alcanza con que la sede “del debate” del destino del Paraná, y de nuestra soberanía sea Rosario, o que las oficinas estén acá y no en Buenos Aires, si el camino elegido va a ser la entrega. O se está con los intereses de la patria y de las mayorías o se está con los intereses de las minorías y los de afuera.

Porque si siguen el camino que vienen transitando solo estarán transformando a la cuna de la bandera en la capital de la entrega.

Y si esto sucede nosotros, los que sentimos la patria bien adentro, los que entendemos que lo principal son los intereses de las mayorías y que vemos en nuestra zona con indignación como las cosechas récord y ganancias récord de unos pocos conviven con la pobreza y la desocupación récord, seguiremos organizándonos y luchando para transformar a Rosario y todo Santa Fe en la capital de la lucha por la recuperación de nuestra soberanía.

Porque como escribió Bernardo de Monteagudo, secretario de San Martín y pluma de la Revolución de Mayo: “sería un insulto a la dignidad del pueblo americano, el probar que debemos ser independientes: este es un principio sancionado por la naturaleza, y reconocido solemnemente por el gen consejo de las naciones imparciales. El único problema que ahora se ventila es, si convenga declararnos independientes, es decir, si convenga declarar que estamos en la justa posesión de nuestros derechos. Antes de todo es preciso suponer, que esta declaración sea cual fuese el modo y las circunstancias en que se haga, jamás puede ser contraria a derecho, porque no hace sino expresar el mismo en que se funda” Mártir o Libre, domingo 29 de marzo de 1812.