Un empate jamás || por Ciro Seisas
Hace rato quiero hacer esto y les confieso, no encuentro el momento. Porque hablar implica dejar de hacer y eso es un poco vulgarizar.
Imaginé este espacio como un lugar donde cualquiera pudiera venir a ver qué estoy haciendo desde que soy concejal de la ciudad y dejé atrás el ejercicio del periodismo. No voy a detallar por qué lo hice, creo que lo conté demasiadas veces y aunque me digan repetidamente que extrañan al conductor de televisión y radio, sigo convencido de que lo que soy es mucho más comprometido e importante.
No encuentro el momento porque la vida nos lleva puestos. Es así de literal. Y en esta ciudad a veces, la muerte nos lleva puestos. Se lleva un ser amado de manera absurda, errática, azarosa, atemorizante. No encuentro el momento porque el momento grita lo urgente y a pesar de que contar lo que estamos haciendo en la ciudad me parece importante, ese grito no puede ser desoído. Por eso me parece que corresponde que les hable del empate. El empate es la conformidad de muchos. El amarretismo. La mezquindad. La bajeza de que todo sea igual.
Hoy ese empate nos está llevando al caos total y hay un montón de responsables que ni siquiera se asoman, esperando su momento de jugar en el tablero electoral. Nacieron acá, así que no es algo de lo que yo me sienta orgulloso. Sí lo estoy y mucho, del intendente. De Pablo Javkin. Y les quiero decir por qué.
Nos estamos ocupando de los espacios públicos, de urbanizar la ciudad, de iluminarla, de dotarla de un sistema de control por cámaras que servirá para todo y cuya recaudación irá al aparato de salud y al sistema de transporte, dos servicios clave que la ciudad pide a gritos de pie. Ese sistema tiene un objetivo: información y orden.
Después de muchos años de abandono de los barrios y tras un par de pandemia que nos consumió social y económicamente, se empiezan a ver algunos resultados positivos en esa recuperación. Como urbanizar 16 barrios en esfuerzos compartidos con provincia y Nación e impactar positivamente sobre casi 20 mil familias. Barrios que se llamarán barrio y no villa. Porque la gente necesita luz, agua, cloacas y desagües pluviales (con las conexiones domiciliarias), además de mejoras viales, apertura de calles y transformaciones en el espacio público, que van desde el equipamiento urbano hasta espacios recreativos en algunos casos.
Y todavía falta mucho. Pero lo fundamental es que somos conscientes y estamos en contacto permanente con lo que hay que hacer y hacemos, al ritmo que se pueda pero sin frenar. Y en otras cosas, directamente no podemos hacer más. Todavía. Porque esta ciudad, por volumen y económicamente, merece tener autonomía. Sin embargo, no nos cansamos de reclamar, no pedir, exigir, lo que nos corresponde: que nos cuiden.
En enero del 2020 Pablo Javkin se reunió con el entonces ministro de Seguridad, Marcelo Saín para conocer su plan de seguridad y le dijo que Rosario merecía paz. Al poco tiempo recibió al Comandante Mayor de Gendarmería Nacional, Ramón Galván. En octubre, Javkin acompañó la firma del convenio en el cual el Poder Ejecutivo se comprometió a enviar 3mil millones de pesos para invertir en seguridad en toda la Provincia, con especial atención a Rosario. Ese dinero no se ejecutó. En la apertura de sesiones del Concejo Municipal, anunció el plan de reconversión de iluminación con LED, que será de unas 6800 luces en toda la ciudad. Se logrará a inicios del próximo año.
El 15 de junio de 2020 Javkin se reunió con el ministro de Seguridad, Jorge Lagna y el Fiscal General, Jorge Baclini, para coordinar acciones y operativos en conjunto para reducir la violencia en Rosario. En septiembre de ese año, el presidente de la Nación llamó al gobernador Omar Perotti para interiorizarse de la ola de violencia que la ciudad estaba (y está, por supuesto), viviendo. Esa misma semana, la ministra de Seguridad nacional Sabina Frederic, se negó a enviar más fuerzas federales y fundamentó que crecieron más los homicidios en CABA que en Rosario, en un gesto que, tal como definió Javkin, “busca irritar”. La ministra dijo que el crecimiento de la violencia estaba asociada a las elecciones primarias que serían el 12 de septiembre siguiente.
El 20 de septiembre, nuestro Intendente se reunió con el Ministro de Seguridad Jorge Lagna, el Secretario de Seguridad Pública, Germán Montenegro, la Jefa de Policía, Emilce Chimenti y el Jefe de la Unidad Regional II, Luis Maldonado, para coordinar el trabajo de las fuerzas federales, que siguen siendo pocas pese a los insistentes reclamos de autoridades y legisladores locales a aquellos que nos representan en el Congreso de la Nación y además, son del mismo partido político.
El martes 19 de octubre mataron al arquitecto Joaquín Pérez y la ciudad, como ya había pasado tantas veces antes, se alzó con todo derecho en un grito de justicia. El Gobierno nacional envió 575 gendarmes de un total de mil comprometidos junto a un nuevo destacamento. Ni la segunda mitad de los gendarmes ni el destacamento fueron consumados aún. La base de la estructura de ese destacamento la esta levantando la Municipalidad, que cedió terrenos para acelerar los tiempos desde un primer momento.
El 6 de abril de este año, el intendente presentó la ordenanza que busca combatir el lavado de activos. Porque al crimen organizado hay que atacarlo en el movimiento de fondos negros que buscan ser blanqueados en la economía formal. Pocos días después, también lo acompañamos en la presentación del Proyecto de Ley que busca ampliar las facultades de los intendentes para que puedan designar los jefes de policía y dejemos de enterarnos por los medios del comunicación quiénes nos van a cuidar. Casi a fin de mes el ministro Aníbal Fernández lo acusó de querer sacar ventaja política. El jefe comunal le pidió a Alberto Fernández que lo reciba personalmente. El 2 de mayo, nuestro Intendente se reunió en la Casa Rosada con el Presidente Alberto Fernández y el Gobernador Omar Perotti para volver a exigir herramientas que frenen la ola de violencia y el avance narco en nuestra ciudad. El 3 de mayo Javkin se reunió con el Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti, para pedirle recursos para contener e investigar al narcotráfico en la ciudad. El presidente Fernández, en su asunción, había prometido al departamento y otros departamentos cercanos, como San Lorenzo, crear nuevos juzgados federales. Pero ni aquella promesa ni esta reunión tuvieron resultados comprobables.
En mayo, siguió reclamando contra la falta de control y connivencias del sistema penitenciario provincial y nacional, al llamarlos “coworking” y “centros de capacitación del delito”. Ninguna novedad, como que tampoco haya voluntad de que al menos exista un solo penal de máxima seguridad en Argentina. En cada acto patrio: el 20 de junio, el 9 de Julio, Javkin volvió a pronunciarse públicamente en la exigencia que nos envíen fuerzas federales, garanticen la seguridad en las cárceles para que no se manejen bandas narco desde adentro. Que nos dejen elegir el jefe policial. “Estamos cansados de seguir contando víctimas”, dijo tras el brutal ataque a Virginia y Claudia, asesinada en Parque del Mercado, tras comunicarse y reunirse con los familiares. Una carpa se instaló dos días frente a la Municipalidad de Rosario. ¿Saben quiénes eran? Familiares de víctimas de la inseguridad. ¿Saben qué pedían? Reunirse con el intendente para que por su intermedio, logren concertar una cita con el gobernador Omar Perotti. Esos mismos integrantes nos contaron que la comisión de Seguridad y Control del Concejo Municipal se había negado a recibirlos. El presidente de esa comisión es del mismo partido político que el gobernador.
¿Se entiende por qué vivimos un momento en que se busca empatar “para abajo” como si todos tuviéramos la misma posibilidad de decidir las políticas y manejar las fuerzas de seguridad y la justicia? ¿Se entiende que esa idea conviene porque nos iguala a todos, los que buscamos hacer las cosas bien y los que buscan que vivamos, como dice el Enrique Santos Discépolo, revolcados en un merengue y en un mismo lodo, todos manoseados?
Si entienden eso, entenderán que los que queremos ganarle a todo lo que se ha hecho mal no podemos permitir que nos condenen al empate. Por eso, por dar la cara, no dejar de caminar los barrios, el centro, los comerciantes, los clubes, las escuelas, las vecinales, el concejo, sus comisiones, escuchar a todos y contar lo que se está haciendo y lo que se hará, es que estamos a mano de cualquiera de los vecinos. No somos una elite, somos vecinos. No tenemos un partido centenario, tenemos determinación. Somos padres, somos hermanos. Queremos dejar todo mejor de lo que lo encontramos, por todos nosotros. Por los que vendrán. Un empate, jamás.