Babasónicos en el Anfiteatro: Impredecible, ‘imprecedible’, imprescindible

Miles de rosarinos colmaron el Anfiteatro para disfrutar de un show fuera de estándares. Durante poco más de una hora y media, varias generaciones vibraron con los temas más recientes y otros hits infaltables.

La euforia dosificada siempre impera en el ambiente los minutos previos de un concierto de la icónica banda. Adrián Dargelos, Diego Uma, Diego Tuñón, Carca, Mariano Rodriguez, no envejecen nunca. O al menos eso es lo que transmite su entrega. “Éstos malos modales me abrieron el camino hasta acá”, reza “Paradoja”, uno de los primeros temas de Trinchera que precedido por “Mimos son mimos” dieron por iniciada la noche. El glamour y la autoridad reverencial en escena son una marca distintiva de Babasónicos. El vestuario estuvo a la altura y en composé con la estética global del show. La capa de monje que lució el cantante durante “Y qué?” contrastaba con el blanco impoluto de Diego Uma. Juntos interpretaron “Microdancing” soltándose por completo a la hora de bailar al unísono con el público.

Sobre las pantallas lució en nombre del disco y del siguiente tema: “Trínchera” para luego amenizar con una acaramelada versión de “Ingrediente” oxigenando antes del power de “Anubis”. La atmósfera hitera comenzó a sobrevolar el Anfiteatro con la llegada de “Delectrico”, cuyo juego de luces y visuales con los flashes provocaron un efecto psicodélico. La emotiva “Vampi” sonó para amenizar y calibrar las diferentes curvas emocionales. “La izquierda de la noche” se convirtió en himno y en uno de los temas más cantados de la noche. Todo se recrudeció después en un mood distorsionado y a tonos rojizos con “Sin mi diablo” y “Pendejo”, mostrando el costado más rockero con los rosarinos cantando los breves estribillos a los gritos. Luego de “Viento y marea”, Dargelos interactuó con una cámara en la zona de la batería que proyectaba su rostro en la pantalla gigante al fondo del escenario. Innovando desde los recursos mas simples, se mostró en “El colmo” y “Capital afectivo”.

“Los calientes” no envejece nunca, al igual que el resto de los temas. Su sonido es inoxidable y se demuestra en vivo. Con “Carismático” y “Yegua” ocurre lo mismo, con mínimos detalles que las resignifican. Volviendo al clima del comienzo, sonó “Mentira nórdica”, seguida por “La lanza” y palpitando el cierre con “Bye Bye” y “La pregunta”, una bocanada existencial dejando la sensación de vértigo en un salto al vacío. El aterrizaje fue contundente y expeditivo. “Putita” e “Irresponsables” nunca fallan. Babasónicos tampoco. Una ráfaga de temas sonaron en 92 minutos de show. Impredecible, incluso si los temas se repiten a lo largo de la gira. “Imprecedible”, porque no hubo ni hay banda que pueda emular su estilo. E imprescindibles porque sus canciones continúan siendo una trinchera necesaria.

Lucas Rivero

FOTOS: Ph @cecicordobaph